Espejos y Desencuentros” (Casa de Teatro, 1981) y “Erase una vez la Mujer Objeto” (Nouveau Centro de Arte, 1986) resultan dos exposiciones definitivamente proféticas en la trayectoria de Johnny Bonnelly (1951), no solo por la carga de ironía y seducción que vitalizaban sus brillantes ensamblajes y reacciones simbólicas de delicioso vuelo Neo-Dada y Neo-Pop, sino también por el radical desenfado y el lúcido instinto de ruptura ante la vigencia de la forma racional de las ya en aquel entonces petrificadas “vanguardias históricas” europeas y norteamericanas.
Luego, exposiciones fundamentales como “¿La apariencia: Simulacro de la Existencia?” (Instituto Cultural Domínico Americano, 1987); “Obras del 87” (Nouveau Centro de Arte); “Historias de un Monumento: 1981-1989” (El espacio, 1999) y “De xtras y otras deidades. Retrospectiva de la Era Migratoria (1983-2002)”, le permiten a Johnny Bonnelly materializar un significativo cuerpo de obras que traslucen el excepcional grado de elaboración estética y conceptual que obtiene en su íntima y subversiva “deconstrucción” metafórica de las tradiciones populares, los signos culturales identitarios, las mitologías y rituales cotidianos de la violencia.
Vidrio, espejos, madera, barro, hojalata, aluminio, plástico, hierro, acero inoxidable, acero cromado, bronce, textiles, arena, caucho, resina sintética, papier mache y pintura acrílica, así como una extraordinaria diversidad de piezas maquinales, mecánicas y objetos reciclados: hélices, ruedas, tuberías, monedas, toallas, ganchos de ropa, muñecas, maniquíes, botellas, balones y ruletas, son solo algunos de los materiales, medios y recursos expresivos que utiliza Johnny Bonnelly en el proceso de precisión de un instante paradigmático de ruptura y experimentación en el arte dominicano de las últimas cuatro décadas.
En su formidable muestra individual que actualmente presenta el Centro Cultural de España, bajo el título “Arte Po! Po! Popular”, Johnny Bonnelly logra tensar un espléndido cuerpo de obras (esculturas, ensamblajes, instalaciones, fotografías y reacciones multidimensionales) a través del cual profundiza con pasmosa libertad creadora sobre el sedimento culturológico, las mitologías de la violencia y los rituales del caos cotidiano dominicano al mismo tiempo que intensifica el proceso depurador de su repertorio conceptual, mediante una desquiciante polisíntesis de signos, símbolos, lenguajes, medios, materiales y recursos plásticos o visuales que disparan la capacidad comunicativa, el potencial de resistencia crítica y la misma interacción de cada una de las obras con el espectador.
Así, con reacciones como las tituladas “Arte Po! Po! Popular!”; “Eroticidio”; “Santos de Plomo”; “Plomada”; “Cuente los Austin”; “El maletín”; “Lengua de Mime con Magritte to take-out”; “Alas de arena“; “La Apuesta”; “Ripiando el perico y la cotorra también”; “Juegos y juegos”; “Escandalizadores 1 y 2”; “Balas encontradas 1”; “Balas encontradas 2” y Prótesis”, Johnny Bonnelly materializa una taumaturgia imagética terriblemente lúdica y especular, vitalizada por adminículos, prototipos, “deidades”, “héroes”, paradojas, sombras e iluminaciones metafóricas que no solo desvelan los efectos de su aventura introspectiva, sino también un espacio signico y un instante histórico terriblemente subvertidos.
Instante y espacio como imágenes, “retablos”, vestigios, simulacros, presentes y “destinos” aterrorizados y transfigurados donde el sujeto posmoderno celebra la intensificación de la crisis y la poscrisis de los signos al mismo tiempo que se abisma en la gran carcajada carnavalesca y la exuberancia cotidiana del placer, el asesinato, el suicidio, el ecocidio, la autodestrucción y la tragedia, perpetuando de manera cínica y extravagante las pasionales y precarias reafirmaciones de su propio hedonismo esquizofrénico…