En espera de consecuencias

En espera de consecuencias

Este pueblo ha perdido la capacidad de asombro ante la impunidad con que actos groseros quedan en el olvido sin que sus autores paguen las consecuencias. No es de ahora ni por hechos contemporáneos. La impunidad ha sido santo y seña desde aquellos tiempos remotos en que nuestros aborígenes fueron exterminados. Desde entonces hemos vivido etapas históricas que se han diferenciado entre sí, salvo en cuanto al factor común de la falta de castigo.

A la época contemporánea hemos llegado viendo que el manto de la impunidad ha cobijado saqueo de los bienes del Estado, apropiación de las tierras, macuteo, extorsión, engaño, estafas, falsedad, homicidios y otros pecados. Si se le pidiera a cada dominicano que enumerara un acto doloso impune en perjuicio del bien público, reuniríamos una diversidad difícil de encapsular en el espacio reservado a este escrito.

Ante los repetidos atentados contra el bien público, el país ha vivido de la expectativa y el deseo de cambios, de castigo ejemplar contra alguien moralmente encorvado por el peso de las culpas y evidencias. Han sido muchas las expectativas desinfladas por una falta de consecuencias que contradice el dictado de las leyes, del ordenamiento institucional. Hoy, como siempre, la avidez de justicia nos hace reincidir en la esperanza de que alguna vez habrá consecuencias.

Desdén que nos sale  muy caro

En momento en que abundan las facilidades para el acceso, manejo y almacenamiento de datos, los dominicanos nos damos el lujo de desdeñar la utilidad de las estadísticas como herramienta irremplazable para la planificación de proyectos. Pablo Tactuk, director de la Oficina Nacional de Estadísticas, deplora esa falta de cultura y las consecuencias que acarrea para el país, entre otras cosas por registros administrativos deficientes y subestimación de la data.

En estos tiempos, las Tecnologías de la Información y la Comunicación están al alcance de más personas que nunca. Por tanto, no se justifica el poco aprovechamiento de las estadísticas en la planificación del progreso económico y social. Hay que sumergirse más en estas tecnologías y tomarlas en cuenta para registrar y planificar cada punto de inflexión de nuestros proyectos.

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