En la Diana

En la Diana

ROLANDO REYES
Primer tiro
El resultado presupuestario contradice las afirmaciones de que este es un Gobierno que despilfarra y gasta sin control. Cifras preliminares indican que el primer semestre del año el sector público no financiero podría cerrar con un superávit (calculado en base a lo devengado) superior a los RD$10,000 millones. El destino que se dé a estos recursos podría tener un impacto macroeconómico muy importante.

El Gobierno se encuentra en una posición fiscal privilegiada que le permitiría destinar recursos a mantener la dinámica del crecimiento y consolidar aun más las bases de la estabilidad, ya que el ahorro y la inversión en proyectos de alta rentabilidad social deberían ser los destinos naturales del excedente presupuestario. El ahorro es necesario para fortalecer la posición fiscal y la solvencia del Gobierno. Pero la pobreza y la insuficiencia de infraestructura demandan que una parte de esos recursos sean invertidos en programas y proyectos de alta prioridad social. Más inversión y mayor sostenibilidad fiscal son complementos necesarios para mantener tasas altas de crecimiento.

Segundo tiro

El éxito de este Gobierno en materia económica se basa en la capacidad de coordinar acciones para alcanzar los criterios cuantitativos, las metas indicativas y los criterios de desempeño estructural establecidos en el acuerdo con el FMI. El Presidente de la República, el equipo económico y las demás autoridades deberán decidir si continúan con el programa económico que se ejecuta y el tipo de apoyo o vinculación que se tendría con el FMI. Si se decide no continuar con algún acuerdo con ese organismo internacional, entonces la continuidad de las políticas económicas del Programa de las autoridades económicas debería convencer a los mercados de que después de la desvinculación con el FMI, la capacidad de coordinar y evaluar acciones de política para alcanzar metas específicas durante el próximo año queda intacta. El activo más valioso que tiene y que puede ofertar el Gobierno es el mantenimiento de la estabilidad y el crecimiento. Los economistas y políticos adversarios de la política económica lo saben, y por eso temen a ese argumento igual que luzbel teme a la cruz.

Tercer tiro

Son muchos los que entienden que mantener algún tipo de acuerdo con el FMI (sombra o de vigilancia) es una garantía mayor de disciplina fiscal y monetaria de la que podría ofrecer el Gobierno y el Banco Central. Dado que en ese tipo de acuerdo no hay desembolsos de recursos o reprogramación de deuda, el único beneficio de un nuevo arreglo es el simple apoyo del organismo internacional. Aunque los mercados pueden convencerse de que la capacidad de ejecución de la política económica se mantiene inalterada, también hay que convencerlos de que la disciplina fiscal resistirá las presiones propias de una campaña electoral. Pero si la oferta es el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica y de un crecimiento vigoroso, y si la argumentación se basa en los resultados, las posibilidades de una desvinculación no traumática con el FMI serían muy altas. Observemos y esperemos.

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