En la favela Dilma Rousseff, un voto resignado por la presidenta

En la favela Dilma Rousseff, un voto resignado por la presidenta

RÍO DE JANEIRO. Dilma Rousseff nunca visitó la favela que lleva su nombre en Rio de Janeiro, donde no hay saneamiento y la mayoría sobrevive sin un empleo. Pero gran parte de sus habitantes no ven otra opción que votar por ella, apostando a su llamado «gobierno de los pobres».

Las miserables casuchas se alinean al margen de una carretera en la periferia de Rio.

Todas sin acabar, llenas de escombros y con un olor a orina que se cuela de vez en cuando por la falta de saneamiento. Las alambradas están adornadas por pancartas y banderas con la cara de la mandataria, que buscará ser reelecta para un segundo período en el balotaje de este domingo.

El rostro de su rival Aecio Neves está ausente, no como en los barrios ricos, donde calcomanías con su imagen adornan los vidrios de los autos. ¿Por qué votar por Dilma? «Porque para empeorar es mejor quedarse con lo que está», resume Joao Batista (40 años), sin dudas de que su voto será para la exguerrillera de 66 años, integrante del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

Rousseff ganó la primera vuelta con 41,59% de los votos, arrasando en las regiones más pobres del país, donde continuó las políticas sociales de su antecesor y padre político Luiz Inacio Lula da Silva, que han beneficiado a más de 50 millones de brasileños.

Hoy le saca a Neves cuatro puntos, según el último sondeo Datafolha, aunque teniendo en cuenta el margen de error ambos están en un empate técnico.

– Fieles invisibles – Vagner Gonçaga dos Santos (36) decidió bautizar en 2011 la favela con el nombre de la presidenta «creyendo que el gobierno atendería nuestras carencias». Pero hasta ahora, aunque consciente de que pasó poco tiempo, «nos quedamos sin asistencia», dijo a la AFP.

Unas tuberías se apilan a las afueras de su casa. Se las donó el gobierno del estado de Rio para la red de cloacas, pero aún no ha dado señales para instalarlas.

Dos Santos, un albañil desempleado y pastor evangélico, es el presidente de la junta de vecinos de esta barriada, que creció en parte de una hacienda invadida hace unos 10 años. Un total de 73 familias viven en esta favela. «Voy a votar por Dilma, no hay otra opción.

¿Va a gobernar quién? Aecio es buena gente, pero no puede gobernar el país aún, no tiene la capacidad», dice su hermano, Benjamim, que tampoco tiene trabajo fijo y vende las gallinas que cría en su patio para reunir algún dinero. «Sólo quiero que Dilma nos dé una chance para vivir, porque hoy estamos sobreviviendo», explica.

El consenso en la favela Dilma Rousseff es que la presidenta encarna un «gobierno de los pobres» y Neves, del partido socialdemócrata PSDB, el de «los ricos». Por ello, aunque se sientan ignorados por la presidenta, le concederán una vez más su voto.

«Ella está mejorando (el país). Sólo porque no nos atendió no quiere decir que su gobierno es malo», justifica Benjamim Dos Santos.

– Por Neves, nunca – Domingas Coelho (37), la esposa de Vagner, no se conforma con esa explicación. Frustrada al ver cómo pasan los años y todavía no cuenta con cloacas y un suministro regular de agua y luz, castigó a Dilma en la primera vuelta votando por la ecologista Marina Silva, que llegó tercera con 21% de los votos y quedó fuera del balotaje.

«Yo estoy molesta con Dilma porque no nos atendió como merecíamos. La comunidad sufre muchas carencias, necesita de mucha ayuda», explica. ¿Y va por Neves en el balotaje, como pide Marina Silva? «Prefiero dejar a Dilma en el gobierno. Aecio no va a hacer nada por los pobres», responde resignada. Según las encuestas, Neves contaría con 60% de los votos alcanzados en la primera vuelta por Silva.

El candidato opositor reunió el fin de semana, en el acomodado barrio de Copacabana, a miles de personas, la mayoría de clase media alta, vestidos con ropa de marca y exigiendo la «alternancia de poder», mano dura a la corrupción y mejoras económicas.

Pero Coelho no conoce Copacabana, a 61 km de la favela Dilma Rousseff, donde otros como ella consideraron votar por Silva por su origen negro y pobre. Ahora, por Neves, considerado por muchos como un ‘playboy tecnócrata’, jamás.

Ese es el mensaje de la propaganda electoral del PT, que insiste que Neves acabaría con sus programas sociales si llega a la presidencia, aunque éste ha prometido mejorarlos.

Domingas Coelho, por ejemplo, no quiere poner en riesgo los 100 dólares mensuales que recibe por el Bolsa Familia, el programa social bandera del gobierno que atiende a familias en situación de pobreza.

Por eso votará por Rousseff, esperando que sus demandas sean reivindicadas, aunque convencida que la mandataria nunca los visitará.

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