En los inicios del año escolar

En los inicios del año escolar

Con el mayor número de estudiantes jamás convocado a las aulas comienza un año lectivo en el que la abundancia parece traer un importante reto. Considerables inversiones del Estado han colocado escuelas en mucho más lugares que antes. Una ampliación del sistema (no necesariamente de su calidad) llega en el momento en que evaluaciones confiables de la enseñanza pública la dejan mal parada con un saldo negativo acumulado. De las escuelas han salido mayormente jóvenes de formación deficiente o que no completaron sus estudios o que llegan a las universidades sin bases para convertirse en profesionales de nivel. Muchos otros no califican para simples oficios.

El Gobierno está embarcado en dotar al país de mejores medios docentes, comprometido en enriquecer y agilizar los programas de formación de maestros trazando pautas a las universidades de las que egresan. Urge además dar contenido al tiempo que se adiciona con la tanda extendida. De su lado, los padres y tutores tienen que apoyar a las escuelas de sus dependientes, atentos al rendimiento y conductas y garantizando la asistencia. La infraestructura de la enseñanza ha crecido y desafía a la familia educativa a valerse lo mejor posible de ella. La revolución educativa de que se habla tiene que pretender una formación integral para satisfacer una demanda de empleos diferentes a los de antes porque el mundo ha cambiado.

Pobres frutos de sindicalización

Los trabajadores han debido beneficiarse más de la posibilidad de organizarse en sindicatos; y el reconocido jurista laboral Rafael Alburquerque ha formulado un oportuno llamado a respetar el derecho a crear sindicatos en el país. Dijo que en 50 años no ha habido ningún progreso que pueda atribuirse a acciones gremiales que conduzcan a la firma de convenios colectivos y a mejoras salariales.

Desde el oficialismo y la parte patronal suele alegarse que los trabajadores tienen derecho a sindicalizarse pero no es común que los asalariados pongan a prueba la tolerancia de los empleadores en ese sentido. Es evidente el temor a despidos en represalia por asociarse para formular reclamaciones. Alburquerque propone una reforma legal que proteja más la sindicalización. Si existe ese vacío, debe llenarse.

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