En política solo se hace lo que conviene

En política solo se hace lo que conviene

Teófilo Quico Tabar

Se le atribuye a los peledeístas poner de moda la frase de que en política solo se hace lo que conviene. Sin embargo, si pasamos balance a los acontecimientos, o analizamos lo que ha sucedido en nuestro país, sobre todo en política, veremos que las cosas se han hecho casi siempre en función de eso. Hacer lo que les conviene. O no hacer lo que no les conviene.
Ciertamente, a partir de las alianzas políticas realizadas por el PLD con fuerzas que antes les eran antagónicas, comenzando con lo que ocurrió en el 1996 con Balaguer, cosa que les permitió llegar al poder, empezaron a reforzar la expresión de que en política solo se hace lo que conviene.
Pero si vemos lo acontecido sin apasionamiento, en casi todos los partidos se han hecho las cosas siguiendo ese mismo patrón, de hacer lo que conviene. Pero lo que resultaría interesante analizar es, igualmente sin apasionamiento, en qué consisten las conveniencias. A quien o quienes ha convenido, interna o externamente, y quienes han sido los perjudicados.
Esto adquiere más relevancia, puesto que los partidos, en los cuales se aplican esas prácticas políticas, hay directrices. De diferentes rangos. Altos, medios y de base. Y cuando se aplica dicha doctrina de hacer lo que conviene, que normalmente lo hacen quienes tienen control de las estructuras, no sé si se miden las consecuencias. Para quienes pudieran ser perjudicados internamente, para los miembros y dirigentes de esos partidos, y mucho menos para quienes pudieran considerarse simpatizantes.
Porque cuando se dice que en política solo se hace lo que conviene, se enuncia una especie de principio, casi como axioma, sin establecer con claridad que ello podría beneficiar a unos, pero perjudicar a otros. Que podría ser para conveniencia de un grupo dentro de la misma organización. Pero no para todos.
Cada partido tiene derecho a hacer lo que entienda conveniente, y dentro de las normas que ellos mismos se han dado. Pero teniendo claro, que cada acción adoptada, si bien podría beneficiar a un sector, igualmente podría perjudicar a otros. Mayoritarios o minoritarios.
Por mi condición de no miembro de ningún partido, no entro en detalles sobre aspectos que pudieran ser considerados de la exclusiva competencia de los dirigentes y miembros de los partidos. Pero como los partidos son organizaciones públicas, y lo que ocurra en ellas, de alguna manera nos incumbe a todos los ciudadanos, lo expreso. Los problemas mayores podrían surgir, cuando al hacer lo que conviene, se violentan mecanismos que les impidan a los miembros, de cualquier estamento, de dirigencia o de base, ejercer sus derechos. Porque muchos de los organismos dependen de los jefes de las organizaciones.
Pero sea recomendable o no, hay que tener claro que siempre existe la posibilidad de que eso se aplique. Ha sido la norma tradicional. De los peledeístas y de los demás. Porque nuestro sistema de partidos sigue siendo débil y en cierto modo carente de institucionalidad. Por eso se le dan tantas vueltas a leyes que los reglamenten.

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