En verdad, considera a Almoina servil al trujillismo

En verdad, considera a Almoina servil al trujillismo

Contrario a Salvador Morales Pérez, quien califica a José Almoina de antitrujillista, Emilio Cordero Michel, presidente de la Academia Dominicana de la Historia, criticó que el escritor cubano no cuestionara el servilismo de quien fue el autor de una obra laudatoria al Generalísimo y un “mal, muy mal” instructor de Ramfis que, además, se prestó a escribir dos libros para que se publicaran como obra de María Martínez, esposa del dictador.

El historiador hizo estas consideraciones en una presentación apartada de las acostumbradas complacencias propias de los actos de circulación de publicaciones, aunque ponderó aspectos novedosos de “Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista”, auspiciado por el Archivo General de la Nación.

“Rescata episodios que no se conocían, pero no debió exaltar a la proceridad a quien fue un hombre sumamente cobarde y servil”, manifestó. Señaló que la obra está escrita con cierto rigor científico, pero con ausencia de la correspondiente crítica histórica a las fuentes utilizadas.

Desmintió que Trujillo fuera homosexual, como asegura Morales Pérez y deja entrever que era cierto el rumor de que la Primera Dama sostenía un romance con el refugiado socialista. Puso de manifiesto la pasión que evidencia el distinguido cronista para justificar razones por las que el español escribió “Yo fui secretario de Trujillo” que, para Cordero Michel, “constituye una descomunal loa al tirano porque según el autor, y lo cito en la página 116, “fue el producto de circunstancias contradictorias”. Acotó que “una persona íntegra no hubiese escrito un libro tan servil”.

Angelita Trujillo, María Martínez, Ramfis y el padre Robles Toledano fueron blanco de las críticas del catedrático universitario. Sobre el clérigo apunta que Morales Pérez encumbra el éxito del ensayo “La biblioteca Erasmista de Diego Méndez que resaltó hasta la exageración un sacerdote muy culto que fue mi profesor en la facultad de Derecho en 1948 en la Universidad de Santo Domingo, pero también muy desacreditado porque resultó ser uno de los curas más sinvergüenzas e inmorales de la Iglesia Católica, tanto que como Cónsul General Dominicano en Nueva York se vio involucrado en el caso del secuestro de Jesús de Galíndez: me refiero a Oscar Robles Toledano”.

A la hija y la consorte de Trujillo las define “de gurrupela floja, como dicen en el Cibao”. “Me siento en la obligación de criticar que Salvador no cuestionara el servilismo de Almoina al escribirle a María Martínez Alba de Trujillo dos obras y que él, siendo antitrujillista, como afirma el autor, desconociera que en la sociedad dominicana de la época se comentaba con suma discreción que el gallego tenía relaciones amorosas con la Primera Dama, lo que niega en la página 281 de su obra, alegando que ella tenía poco atractivo físico y él era muy tímido…”.

“Aventurero acobardado”

“El que Almoina escribiera Yo fui secretario de Trujillo” por solicitud de la esposa del tirano por temor, conforme afirma Salvador en la página 214, no demuestra que fuera un hombre de gran moral socialista, de valor, sino todo lo contrario, por lo que pregunto: ¿Era Almoina un hombre íntegro o un aventurero acobardado por las denuncias que hizo con la satrapía trujillista? Eso no queda bien claro en la obra”, significó Cordero Michel.

En cuanto a Almoina como preceptor de Ramfis, Emilio aseguró que lo instruyó indebidamente “sobre todo en los aspectos morales, intelectuales y humanitarios” y dijo que a diferencia de lo expresado por Morales en la página 126,  el primogénito del “Perínclito” “era un ignorante por lo que de él escribió su secretario particular César Augusto Saillant y por los que como yo fuimos sus compañeros de aula en la Universidad”. Recordó que al examinarse públicamente en el primer año de Derecho, en 1947, Ramfis “hizo un papel tan ridículo y risible que en los años siguientes se examinó en privado, en la Vicerrectoría. Claro, en esos exámenes semiclandestinos aprobó con tan buenas calificaciones que le dieron el título de suma cum laude de Doctor en Derecho”.

El académico y educador describió la personalidad “cruel y sádica” del “Hijo Mimado”, refirió algunos de sus crímenes y torturas a antitrujillistas y manifestó: “Dicen bien poco del tipo de educación que pudo ofrecerle su preceptor Almoina, lo que me ha llevado a preguntar: ¿Qué clase de enseñanza fue la que le dio su profesor para que se convirtiera en una imbécil y sangrienta bestia?”.

Dijo, por otro lado, que Salvador Morales “cayó en errores y falsedades al señalar,  de manera reiterada, la homosexualidad o la por él llamada ambisexualidad de Trujillo, con lo que en mucho exagera la tipología del tirano”. Declaró que el Generalísimo no tenía esas preferencias. “Que se rodeara de funcionarios homosexuales, es otra cosa”, acotó.

Aseveró que quedó demostrada la criticable conducta de Almoina cuando fue expulsado del Partido Socialista Obrero Español, como declaró Morales.

Las palabras de Emilio Cordero Michel no fueron todas de censura al valioso libro del investigador cubano-mexicano. En cuatro páginas a un espacio ponderó su fecunda labor docente y prolífica bibliografía. También enalteció los capítulos interesantes del volumen como los de sus relaciones con Galíndez, la trama de Trujillo para eliminar al gallego en Cuba y la impactante información “sobre la conducta reprensible de un oscuro y lambiscón personaje del trujillato que se las daba de historiador: el Dr. Manuel de Jesús Goico Castro”, significó. También ensalzó el impresionante Informe Confidencial que el autor reprodujo “in extenso”.

Aunque en su turno se defendió de los señalamientos de Cordero Michel, el académico no se molestó. Se limitó a repetir: “Ustedes conocen a Emilio”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas