Enfermedades reumáticas: Diez pautas para cuidarse en verano

Enfermedades reumáticas: Diez pautas para cuidarse en verano

El verano es una de las épocas en la que más pendientes tienen que estar los pacientes de enfermedades reumáticas y autoinmunes sistémicas.

Los viajes o escapadas vacacionales son más frecuentes, están menos en contacto con sus reumatólogos y es necesaria una mayor atención para evitar posibles complicaciones o brotes.

Las enfermedades reumáticas sobre las que hay que tener mayor prevención son principalmente el lupus, la dermatomiositis y los pacientes con síndrome de Sjögren.

Por ello, desde la Sociedad Española de Reumatología (SER), en el marco de la campaña “Ponle Nombre al Reuma“, han lanzado una serie de recomendaciones para contribuir al descanso vacacional de los pacientes reumáticos.

Cristina Macía, reumatóloga del Hospital Universitario Severo Ochoa de Leganés, ha colaborado con la SER en la realización de un decálogo con las recomendaciones para los pacientes con estas patologías.

En una entrevista concedida a EFEsalud, la doctora Macía resalta la importancia de llevar a cabo estas medidas ya que “es vital no estropear todo el trabajo que los pacientes llevan hecho a lo largo del año”.

En este sentido, reconoce que tras la revisión de rigor una vez terminado el verano, “los pacientes suelen venir bien controlados y si han tenido algún brote lo han sabido manejar muy bien”.

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Consejos para un verano 

Las siguientes recomendaciones, apunta la doctora, están previstas principalmente para los pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias.

En caso de necesitar asistencia médica durante un viaje es muy importante llevar siempre un informe actualizado con el diagnóstico y los tratamientos que se toman. Es también recomendable que, si se trata de un viaje al extranjero, el informe esté traducido.

Además de llevar un informe, si se trata de niños con enfermedades reumáticas que acudan a campamentos o similares, es muy recomendable que contacten directamente con los monitores para que estos conozcan el grado de limitación para realizar actividades (si existe), los horarios de las medicaciones, y los cuidados especiales que el niño puede necesitar.

Otro consejo es planificar cuánta medicación se necesita transportar en función de los días que se van de vacaciones. Es recomendable llevar una cantidad algo mayor de la necesaria por si hay algún problema (especialmente de medicaciones para el dolor por si hace falta tomar más dosis por un brote), y también es buena idea en caso de viajes con facturación de maletas llevar la medicación con uno mismo para evitar perder dosis en caso de pérdida de equipaje.

Asimismo, se recomienda programar vacunaciones especiales en los casos en los que el país de destino así lo requiera. Se debe avisar con suficiente antelación al reumatólogo de referencia, ya que en caso de tratamientos inmunosupresores (metotrexato, leflunomida, fármacos biológicos, etc.) hay muchas vacunas que tienen prohibida su administración, e incluso hay países que exigen un documento especial que explique por qué no se puede poner algunas vacunas (ya que son obligatorias para entrar).

Por otro lado, hay que mantener el cuidado en la alimentación para prevenir brotes de gota. Habitualmente asociamos los brotes o el inicio de gota con la Navidad al estar expuestos a alimentos con alto contenido en ácido úrico y además en grandes cantidades. Sin embargo, en verano estos alimentos reaparecen: mariscos, bebidas alcohólicas (también la cerveza sin alcohol), barbacoas con carne roja, etc.

En cuanto a la conservación de las medicaciones si se viaja, es necesario controlar la temperatura de los medicamentos tanto en el traslado como en su almacenamiento al llegar al destino. Muchos pacientes se administran metotrexato o tratamientos biológicos subcutáneos, y es importante que se mantengan a una temperatura máxima de 25ºC. Ante la duda, los pueden transportar en una nevera con placas de hielo y después mantenerlos en un frigorífico y sacarlos 30 minutos antes de administrárselos.

Si se realizan viajes largos, los pacientes diagnosticados de síndrome antifosfolípido deben prevenir la trombosis ya que tienen un riesgo aumentado. Por esto, aparte de las recomendaciones habituales de hacer paradas cada 2 horas y caminar (si van en coche) o de hacer ejercicios con las piernas y pasear por el pasillo (si van en avión), deben comentárselo a su reumatólogo por si es necesario añadir una dosis de heparina para prevenir problemas.

Durante los meses de verano las altas temperaturas, el aumento de horas de sol y los aires acondicionados son grandes enemigos de los síntomas de sequedad en ojos y boca de los pacientes con Sjögren. Es importante que aumenten la administración de gotas en los ojos, que eviten en la medida de lo posible exponerse a aires acondicionados potentes, y que usen gafas de sol de calidad y de tamaño grande que cubra bien los ojos.

El metotrexato o la salazopyrina son ejemplos de medicamentos fotosensibles, lo que quiere decir que al exponerse al sol pueden aparecer erupciones cutáneas. Por norma general en pacientes con enfermedades reumáticas crónicas es recomendable usar cremas de factor total de calidad al menos 30 minutos antes de salir a la calle, renovándolas cada pocas horas y evitar tomar el sol de forma directa.

Algunas enfermedades como el lupus o la dermatomiositis pueden tener brotes no solo en la piel sino a otros niveles si estos pacientes se exponen al sol. Por eso es importante seguir de forma muy rigurosa las recomendaciones del punto previo y aumentar esta protección del sol con ropa que cubra más la piel, gorras, sombreros de ala ancha o incluso paraguas.

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