Entre la Revolución de Abril y el exilio

Entre la Revolución de Abril y  el exilio

“El CEFA amenazaba con entrar a la ciudad y llegó un momento en que se anunció el bombardeo de Ciudad Nueva a la una del día. Fuimos donde Antonio Imbert Barrera y Gracita lo encaró, le dijo que le íbamos a entrar a esa hora, lo responsabilizó de ese bombardeo”.

Invadida por el dolor de haber perdido a tantos hermanos de lucha revolucionaria le sorprendió la Revolución de Abril de 1965. Asistía a Juan Bautista Mejía Gómez, su novio, quien luego de la muerte del líder del 14 de Junio asumió la dirección de la agrupación y fue incorporado al buró político. El activo compañero se encontraba en el comando de la clase obrera, en la avenida Mella.
Debía llevar comida a la cárcel de San Isidro a su hermano Manolo Justo, a quien apresaron cargado de armas con destino a Santiago de los Caballeros “porque hubo un intento de llevar fuerzas revolucionarias” a esa ciudad. Este pasó en prisión toda la contienda bélica, al igual que su hermano Rafael, prisionero en La Victoria.
No bastó que fuera funcionario de Rentas Internas: era primo de Manolo Tavárez y pertenecía al 14 de Junio, como toda su familia.
“A Eduardo, hermano de Manolo Tavárez Justo, lo detuvieron cuando se produjo el Golpe de Estado, a Rafael y a Eduardo Justo los deportaron en 1963 para Estados Unidos”.
Elsa quedó “tan marcada con la muerte de los muchachos” que creyó que no tendría fuerzas para una gran participación tras el estallido, pero formó parte de una diligente comisión de mujeres que buscaba alimentos, dinero, que amenazaba y presionaba contrarrevolucionarios y que evitó mayúsculas catástrofes durante el levantamiento.
La integraban, además de ella, Chana y Gracita Díaz, viuda y hermana, respectivamente de Juan Tomás Díaz; Ángela Tavárez Justo, hermana de Manolo; Aída de la Maza, viuda de Antonio de la Maza.
“El CEFA amenazaba con entrar a la ciudad y llegó un momento en que se anunció el bombardeo de Ciudad Nueva a la una del día. Fuimos donde Antonio Imbert Barrera y Gracita lo encaró, le dijo que le íbamos a entrar a esa hora, lo responsabilizó de ese bombardeo”.
Esa comisión, comenta, “tenía gran peso social, político, eran las viudas de dos héroes del 30 de Mayo y una hermana de Manolo Tavárez Justo, otro héroe, y el bombardeo no se efectuó”.
Hicieron también contacto con corresponsales de prensa extranjera.
Al producirse la Ocupación Norteamericana, tropas brasileñas se instalaron en la vivienda de los Tavárez Justo que fueron acogidos por Josefina Peynado.
Finalizada la revuelta, Elsa contrajo matrimonio con Juan Bautista, el 11 de diciembre de 1965, y fue a vivir con los padres del recién casado, Juan Mejía y Rosa Julia Gómez, en la calle Benito Monción, de Gascue. Los asistentes y testigos eran figuras de reconocido historial patriótico. El padrino fue Guido Gil, el combativo revolucionario desparecido durante los 12 Años de Balaguer. Se celebró en el apartamento de Aída de la Maza, en la calle Ángel Perdomo.
“Juan B. fue un estudiante brillante, se graduó magna cum laude en derecho. Nos conocimos en agosto-septiembre de 1961, cuando él y Fafa eran encargados de propaganda del partido, ya era abogado y asistíamos juntos a todas las reuniones, los mítines, las movilizaciones”, relata.
“El 14 de Junio se formó como partido a la salida de Manolo de la cárcel, con un comité central en el que estaban Leandro, Fafa, Sina Cabral, Fidelio Despradel, Papi Viñas, Baby Mejía, Luisito Ibarra Ríos, Jimmy Durán…”.
En el “Edificio Gautier” de la Rosa Duarte, se fue acentuando el cariño entre ella y su novio, que se acrecentó a raíz de la insurrección de noviembre de 1963 “nos unían los mismos ideales y teníamos la misma responsabilidad frente a un hecho consumado”.
A este breve instante de felicidad siguió el trabajo de Elsa en la textil de Los Mina que compartió con la intensa orientación a los obreros.
En una cuartería de cinco habitaciones, algunas ocupadas por trabajadoras sexuales, y con un baño común en el patio, transcurrieron lo que define como su “época más productiva en la lucha revolucionaria”. Formó 12 células del partido durante tres años hasta que detectaron el escondite de Juan B.
“Al finalizar la Guerra de Abril, Juan B. fue enviado por el 14 de Junio a China, Cuba, Vietnam, para informar la situación de lucha que tuvo el pueblo frente a la intervención, ya tenía fuertes diferencias en la dirección del partido”, relata.
Con un dejo de tristeza reflejado, refiere que posteriormente abandonaron la agrupación. Pero en la que fueron a militar “las diferencias se presentaron muy temprano y fueron muy profundas”, explica.
Se extiende al contar la historia de la fragmentación de la izquierda dominicana, “que se evidenció mucho en la Guerra de Abril y al concluir la Revolución estuvo muy influenciada por la lucha que tenían China y Rusia, lo que se tradujo en la formación del Partido Comunista de la República Dominicana (Pacoredo)”, en el que estuvieron Elsa y Juan por poco tiempo.
“En todas las reuniones había un punto negativo para mí: que yo tenía mucho aspecto burgués, que había que proletarizarme hasta en la forma de sentarme. Hasta trataron de ponerme en contra de Juan B.”, exclama.
La salida de los esposos de esa organización es conocida porque se hizo pública. Juan debió salir de la casa donde se ocultaba porque en sus paredes apareció un letrero que expresaba: “Aquí vive Juan B. Mejía, traidor de la causa revolucionaria del pueblo dominicano”. Ya el político había renunciado y denunciado sus desacuerdos por lo que se pedía su fusilamiento, afirma Elsa.
“Vivimos una clandestinidad extrema, demasiado difícil, ni nuestras familias sabían dónde estábamos, era la época de la Banda Colorá”, un cuerpo represivo balaguerista.
A la situación del país en esos aterradores 12 años “se sumaba la lucha ideológica y política del MPD y el Pacoredo. ¡La persecución fue dura!”, enfatiza Elsa. Sin embargo, para ellos arreció tras la dimisión del esposo. Volvieron al hogar de don Juan y doña Rosa.
Elsa formó parte del Comité de Libertad de Presos Políticos y Desparecidos del 14 de Junio y del MPD y llevó de nuevo alimentos a La Victoria, esta vez a Juan B., capturado en el aeropuerto, detectado cuando intentaba viajar a China disfrazado, con pasaporte falso. Después de nueve meses lo deportaron a España a fines de 1974.
“La deportación fue negociada; su papá trató de que lo sacaran para España, donde vivía su hermana Rosina. Pero la seguridad oficial de aquí fue quien preparó los pasaportes y allá nos atrapó la inteligencia española, nos interrogaron y nos prohibieron entrar alegando que Juan B. era comunista”.
Aída de la Maza, embajadora interina, hizo gestiones para Francia y ahí se inició otro largo episodio en la agitada vida política de la digna revolucionaria.

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