Epístola de vida, respuesta de amor

Epístola de vida, respuesta de amor

VANAHÍ BELLO DOTEL
«Cada uno da lo que tiene».
En el último año de estudios universitarios para optar por el título de Licenciada en Derecho, 1985-1986, trabajé en el Instituto Dominicano de Estudios Aplicados (Idea) junto a su fundador, licenciado Frank Marino Hernández. No digo para él, pues su concepto del trabajo y de la vida tenían su fundamento en la palabra compartir.

Hoy ya no podremos tener su presencia física porque la muerte venció una vez más. La partida de FMH, como tantos lo llamaban, deja un vacío y un dolor profundo en todo aquel que lo conoció.

Una partida así, en una época de tanta desesperanza, evidencia más su ausencia, quien hasta el último momento permaneció dando respuestas a problemas cardinales, proponiendo una orientación sana y en perspectiva.

De él conocí la frase que posiblemente más ha inspirado mi estilo de vida profesional y de la que soy una abanderada; «Vanana, en este país muchos son conocedores y expositores de la problemática, pero pocos son expertos en solucionática. Esto es lo que se necesita».

Frank fue un trabajador incansable, buscador de soluciones, consejero, mediador, hombre positivo a toda prueba, estudioso, curioso intelectual, escuchaba a todo el que se le acercara y créanme, esta actitud, para mí, era su mayor fuente de inspiración. Me decía, llamándome por uno de los nombres que me ponía, «Vanana Split, la gente lo que necesita es un oído». Han pasado 20 años de estas expresiones, y su fundamento es inequívoco.

Al que se le escucha, no necesita un psicólogo o un psiquiatra.!! Frank fue bueno hasta en eso. Lo vi más de una vez aconsejar parejas, conflictos del orden afectivo…del alma. Hoy todos lloran su partida, posiblemente muchos de esos aún unidos por el sabio consejo de ese amigo tan polifacético.

Pienso, con poco margen a equivocarme, que todo el que trató a Frank Marino tiene un beneficio en su vida. Cada uno sabrá cuál fue el regalo que le dejó. Yo muy particularmente, gocé de su compañía y afecto, habiendo recibido más de un legado. En el año 1986, recibí una carta de cuatro párrafos dirigida a mí, donde perfiló lo que era y lo que sería mi vida, acotando también los aspectos a desdeñar para la obtención del éxito intelectual y espiritual. La última frase que me dedicara en esa carta decía «Cuenta siempre con nosotros y muy especialmente conmigo». Hasta faltarle la respiración, así fue.

Tuve su presencia y apoyo incondicional, hasta cuando se me ocurrió presentar mi candidatura para optar a Juez de la Junta Central Electoral, a sabiendas de que era otra farsa más. Sin embargo, no sólo apoyó mi pretensión, sino que me redactó con su propio puño la carta que aún conservo, para mi presentación independiente como miembro de ese organismo y me dijo: «Super dooper, es tiempo de empezar a cambiar las cosas y si la gente que podemos no participamos, no tendremos reclamo. Hay que poner su granito de arena.» No fui elegida, pero quedé inspirada en la acción.

Frank, qué bueno haber compartido contigo todos estos años, haber conocido tu alegría, tu positivismo, tu gusto por la música, el baile, el vino, la buena conversación, el buen comer, la curiosidad por el arte, el amor a los libros, el dejar pasar, nunca odiar, el entusiasmo de saber y escuchar a los demás, tu compartir alegre y vivas y, sobre todo, esa entrega sin esperar nada a cambio… como dijera otro amigo tuyo, «siempre sembrando».

Me gustaría despedirte confesando que cuando me separé de Idea propio antes de graduarme, el 14 de octubre del año 1986, la comunicación que me entregaras y que guardo con aprecio, su contenido es y seguirá siendo una epístola de vida, que ha inspirado especialmente para tí, esta respuesta de amor.

¡Descansa en paz FMH, buen amigo!.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas