¿Es necesario transformar las asociaciones en bancos?

¿Es necesario transformar las asociaciones en bancos?

El legislador fue muy sabio cuando al aprobar la Ley Monetaria y Financiera en 2002 estableció en su artículo 75 la posibilidad de que las Asociaciones de Ahorros y Préstamos pudieran, un año después de la aprobación de la ley y sujeta a un Reglamento de la Junta Monetaria, convertirse en bancos. Sin embargo, ciertos diputados pretenden bloquear esa posibilidad modificando la Ley 183-02

En los Estados Unidos, donde las asociaciones surgieron a partir de 1816, entraron en grave crisis a partir de la década de los setentas del siglo pasado, motivadas principalmente por el descalce entre altas tasas de interés pasivas y las tasas fijas de las hipotecas, lo cual provocó que entre 1986 y 1995 se redujeran las Savings and Loan Association (S&L) de 3,234 entidades a 1,645 y cayera su participación en el mercado hipotecario familiar de 53% en 1975 a 30% en 1990, mientras los bancos y otras instituciones financieras asumieron la mayor parte del pastel. Tras ese episodio prácticamente han desaparecido las asociaciones mutualistas y ese fenómeno se ha repetido en Europa y toda nuestra región.

Las asociaciones en nuestro país surgieron a partir del 14 de mayo de 1962, al amparo de la Ley 5897 del Consejo de Estado, les cabe el mérito de haber financiado millares de viviendas a familias, especialmente de clase media, y crear el hábito del ahorro a segmentos de la población no bancarizados; pero en la medida que los bancos comerciales se pudieron convertir en bancos de servicios múltiples, con anterioridad a la promulgación de la Ley Monetaria y financiera, comenzaron a incursionar en el mercado de las hipotecas, que hasta entonces era manejado por las asociaciones y los bancos hipotecarios.

Con la promulgación de la Ley 183-02, desapareció la banca especializada, se definieron las atribuciones de Bancos Múltiples, Bancos de Ahorro y Crédito, Corporaciones de Crédito, y las Asociaciones de Ahorros y Préstamos conservando su condición de mutualistas pero con la posibilidad de transformarse acorde al artículo 75.

Aún cuando la mayoría de la cartera de las asociaciones está concentrada en el financiamiento a la vivienda, han debido competir con la banca múltiple en préstamos a otros sectores, tarjetas de crédito, operaciones cambiarias y tesorería. Sin embargo, están en desventaja competitiva, pues no pueden ofertar otros servicios como los depósitos a la vista, cuentas en dólares, cartas de crédito, etc. Y no es accidental que más de una docena de asociaciones, especialmente las más pequeñas, se han fusionado con las más grandes o sencillamente han quebrado.

Las mutualistas tienen otra desventaja y es que el crecimiento de su patrimonio, importante para aumentar la cartera de préstamos, depende de los beneficios de cada ejercicio porque no hay accionistas que aporten recursos. Cuando un banco presenta problemas de solvencia u otra índole, la Superintendencia puede exigir a los accionistas aportes adicionales para mejorar la situación financiera, cuando una asociación presenta dificultades no hay propietarios que puedan responder aumentando el capital de la entidad. En la actualidad hay una asociación del sur confrontando esa situación.

La posibilidad del subsector (representa el 11.1% de los activos del sector y el 19.7% del patrimonio) convertirse en bancos va a permitir a esas instituciones garantizar su supervivencia, la sostenibilidad del crecimiento y facilitar que millares de depositantes conserven sus recursos y simultáneamente se conviertan en accionistas que recibirán las utilidades cada año, tendrán voz y voto en las asambleas y pagarán impuestos por esos beneficios.

La Administración Monetaria está trabajando hace varios meses en el reglamento, esperemos los Legisladores escuchen a los sectores interesados y recuerden que la Ley Monetaria, dado lo trascendental de los temas abordados, requiere de la aprobación de las 2/3 partes de la matrícula de cada Cámara, cuando la iniciativa no procede del Poder Ejecutivo o de la Junta Monetaria. Modificar la Ley Monetaria es más difícil que modificar la Constitución o una ley orgánica. El legislador también fue sabio y previsor para evitar que se jugara a la política con temas tan importantes para la estabilidad macroeconómica y el desenvolvimiento del sector financiero.

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