Escritos de contable

Escritos de contable

Aquella tarde Edelmira recordó uno de los dichos de su difunto esposo Arnulfo. “Quien tiene libros, jardín y despensa, sólo necesita buena salud”. Lamentablemente, él no tenía buena salud, añadió Edelmira en voz alta. Enseguida fue derecho al sofá donde había dejado los papeles el día anterior. “Las personas que escriben diarios para no ser publicados se permiten excesos en los que no deben incurrir los periodistas y escritores profesionales. Hay cosas que no pueden decirse sin provocar airadas reacciones. Espero que los asuntos que yo escriba solamente los lean familiares y amigos. Tal vez ellos sean tolerantes con un enfermo del corazón”.

“Es difícil vivir en ciudades donde negocios ilícitos ocupan casi todos los rincones de la economía. La gente se acostumbra de tal modo a las trampas, que no concibe que alguien haga cualquier cosa de buena fe. No comprendo, se dicen ¿dónde está oculto el truco? ¡No puede ser! ¡Es demasiado bonito para ser cierto! Este tipo usa buenos zapatos y posee un automóvil costoso ¿De dónde saca el dinero? No parece un terrateniente, ni un industrial. ¿Cuál es su oficio regular? Obviamente, no cría ovejas ni cultiva legumbres. ¿De qué vive un hombre con cara de profesional, pero que no es abogado, ni médico, ni dentista”.

“Una persona así debe ser un mafioso hasta prueba en contrario. Tal vez sea un buscón político, un “lobbysta”, un vendedor de influencias burocráticas. Todo, menos un honrado ciudadano de los tiempos de mis abuelos. En esta época, en centenares de esquinas acechan alimañas venenosas listas para agredirte. Las personas jóvenes no se hacen ilusiones; dan por sentado que detrás de cada oferta halagadora hay un engaño emboscado. No pueden creer en las etiquetas; si dicen: 100% algodón o lana, seguramente no es así. Aceptan, eso sí, la gracia y la buena cara de la publicidad; pero sin tomarla al pie de la letra”.

“En la TV se ven cosas extravagantes: “rabinos rockeros” que adaptan salmos a la guitarra eléctrica; cantantes con un hilo de voz y el pelo pintado de azul. Un cura de Nueva York ha estrenado “rap del espíritu santo”. Me pregunto: ¿qué hacen en este mundo sacerdotes como el padre Servando?”.

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