Ese alto precio a pagar por la desinformación

Ese alto precio a pagar por la desinformación

Los ánimos están caldeados. No hay puntos medios y vamos de un extremo a otro con una facilidad que espanta. Nos descalificamos y acusamos, sin acaso escucharnos, en un vano intento de que nuestra razón (la que fuere) se imponga sobre las demás.

El plan de regularización, que se confunde con la Ley de Naturalización, ha desatado todos los demonios. Por ello, República Dominicana continúa siendo acusada y nosotros, con el patriotismo hechido y en un afán legítimo por defendernos, nos obnubilamos.

Salvo la Organización de los Estados Americanos, que criticó las deportaciones que causará el plan de regularización por el efecto que tendrá en Haití, los organismos internacionales lo que temen es que los dominicanos de ascendencia haitiana que no pudieron acogerse a la Naturalización sean deportados.

Pese a ello, cada vez que una institución se pronuncia nosotros pensamos que se nos critica por regular la migración. Y es que, como ambos procesos se hicieron a la vez, muchos no saben que una parte de los que perdieron su nacionalidad la recuperaron cuando la Junta Central Electoral validó las 55 mil actas. Pero, ¿qué va a pasar con los que no tienen documentos y no pudieron acogerse a la Ley de Naturalización porque sus padres tampoco los tienen y Haití no se los ha dado? Nadie lo sabe.

El Gobierno está en una situación muy difícil. Aunque se defiende con rabia, no ha logrado tranquilizar a la comunidad internacional y convencerla de que no se deportará a los afectados con la sentencia 168-13. Esto le está pasando factura a RD. Hay que ver cómo resolverlo.

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