Eso avergüenza, señor ministro

Eso avergüenza,  señor ministro

La peor ocurrencia que ha podido tener Bautista Rojas Gómez, el Ministro de Medio Ambiente, ha sido pretender justificar que los haitianos destruyan los bosques del país porque ese ministerio carece de personal suficiente para impedirlo. Y es inadmisible que por las mismas razones, el procurador de Medio Ambiente de la provincia Independencia Roberto Díaz Nova, tenga que ver y dejar pasar la tala de árboles en esa demarcación para producir carbón para Haití.
Un país, que por estar enclavado en una isla del Caribe está entre los más vulnerables al calentamiento global y el cambio climático, no puede gastarse el lujo de no tener personal suficiente para cuidar sus bosques, sus ecosistemas. Tampoco puede tener un ministro que no se atreva a reclamar la inversión y el personal necesarios para garantizar la protección de los bosques, las cuencas hidrográficas, los humedales.
Los criterios de protección ambiental que se están aplicando en este país justifican que haya grupos aniquilando el nacimiento de los ríos y la capa boscosa de Constanza y Loma Miranda y que conviertan en carbón la vegetación de las provincias fronterizas y que se generen pasivos ambientales de gran magnitud en las cuencas de los ríos. Se necesita una autoridad que tenga clara conciencia de que la tala de árboles y la extracción de materiales pueden convertir en desierto inhabitable este país.

Ni el Botánico se salva del hacha

El corte de árboles en torno al Jardín Botánico es un acto ilegal que se está ejecutando para facilitar la ampliación de una avenida. Pero además, es inconsecuente rodear de tierra arrasada una zona protegida de las características del botánico. El hecho de que ni el Jardín Botánico se salve del hacha, indica hasta dónde hemos perdido el respeto por la biodiversidad y el equilibrio ecológico.
El Jardín Botánico no es solo un lugar de esparcimiento para el público de la ciudad, sino también una importante reserva de las especies vegetales autóctonas. El corte de árboles en el entorno puede provocar cambios ambientales sensibles, perjudiciales para algunas especies de las conservadas allí. Se está cometiendo una rampante violación de las leyes de protección ambiental y las autoridades que deben velar por su respeto son las primeras en justificarlo.

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