España y la Directiva de Retorno de los inmigrantes ilegales a la Unión Europea

España y la Directiva de Retorno de los inmigrantes ilegales a la Unión Europea

La Directiva de Retorno 2008/115/CE, es una decisión adoptada el 16 de diciembre del 2008 por el Parlamento Europeo, previamente consensuada con el Consejo Europeo. La misma está relacionada con el problema de la inmigración y se vincula de manera directa al Tercer Pilar de la Política de la Unión Europea, esto es, a los asuntos de Justicia y de Interior; ya que se asimila al inmigrante con la delincuencia.
Sin embargo, una visa solicitada por una persona de un tercer país, para ingresar a Europa, se otorga tomando en cuenta criterios económicos, es decir, que el solicitante tenga los suficientes medios, objetivamente considerados, para que se presuma que no va a quedarse de manera ilegal o irregular. Esta realidad se presenta como un asunto de seguridad y en la sospecha de que el inmigrante pueda ser o no un peligro para la sociedad que lo recibe.
Realmente, Europa en estos tiempos necesita una cuota limitada de mano de obra extranjera. El problema de inmigración se percibe como un problema de mercado disfrazado de la seguridad. Hay distintas políticas con relación a la inmigración: 1) Integrar a los inmigrantes legales, reconociéndole derechos iguales que a los ciudadanos europeos, para no violentar valores democráticos universales como el derecho de elegir y ser elegidos; 2) Política de control a la inmigración; 3) Política de expulsión de los inmigrantes ilegales o irregulares.
Esta Directiva de Retorno trata de recoger estos tres aspectos del problema. Pero la misma, a nuestro entender, tiene su fundamento en la crisis del denominado Estado de Bienestar y en el fin de la guerra fría, la cual tenía sus orígenes en el enfrentamiento entre dos sistemas económicos antagónicos. España, dentro de sus posibilidades, ha asumido una posición solidaria y responsable con América Latina, con relación a esta Directiva de Retorno; ya que logró que cada Estado la aplicase tomando en cuenta su situación particular y sí, por el contrario, se hubiese dejado que la misma se aplicara de manera general e indiscriminada, como era el deseo de algunos Estados desarrollados de la Unión Europea, tales como Alemania, Suecia, Islandia y Austria; hoy tendríamos en parte de Latinoamérica una agravación de la crisis económica y de los conflictos sociales con la llegada masiva de miles de inmigrantes y con la disminución brusca de los ingresos económicos en estas economías, como resultado de la desaparición de las remesas que les envían estos exiliados económicos que mantienen sus vínculos de sangre, de nacionalidad y sus sentimientos de amor hacia sus países de origen.
Y es que los intereses, los vínculos históricos, culturales, la identidad de idioma, pesan mucho sobre España, al momento de tratar a estos inmigrantes, procedentes básicamente de Latinoamérica. En sus adentros, los españoles se recuerdan que durante su guerra civil del siglo pasado y en todos los tiempos, luego del surgimiento de los Estados nacionales, han sido recibidos con admiración y con el corazón abierto por los pueblos de Latinoamérica, esencialmente por los de habla hispana.

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