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Se dice que en este país una hormiga y un furgón tienen algo en común: ambos pasan la frontera y nadie los ve… A través de ésta se deslizan continuamente con casi absoluta impunidad, extranjeros de diversas nacionalidades, incluyendo mujeres que vienen a parir aquí, armas, bebidas alcohólicas, drogas, carbón, vehículos robados y toda una gama de frutos y artículos manufacturados del uno al otro lado de la isla, y no pasa nada. Las detenciones se producen por lo general solo cuando hay un accidente, o cuando la poderosa Agencia Antinarcóticos Norteamericana (DEA) interviene. Al final todo queda igual, excepto graves perjuicios para la salud, los recursos y el fisco de los dominicanos y haitianos.
En realidad, es poco lo que puede esperarse de un cuerpo militar fronterizo que pasó de estar dirigido por alguien a quien por sus razones se le retiró la visa norteamericana, aun estando en servicio; y ahora por un oficial que estuvo implicado claramente en la muerte de una empleada de la Superintendencia de Bancos que le tuvo un hijo y estaba embarazada de otro, cuyos familiares no lograron que la investigación prosperara.
Esto es solo un ejemplo de los muchos casos que cotidianamente se producen bajo el imperio de un gobierno y un partido que están dirigidos casi exclusivamente a enriquecer a una cúpula y tratar de eternizarse en el poder a costa de la miseria y la desesperanza de las grandes mayorías nacionales, a base de falsas promesas, mentiras, improvisaciones y la corrupción generalizada.
Poco puede esperarse de una sociedad que vive a la deriva en la cual quienes deben dar el ejemplo por su investidura; y crear leyes necesarias, irrespetan las normas más elementales de convivencia civilizada, y quienes deben proteger a la ciudadanía a través de la administración pública, los cuerpos del orden, la justicia y la legalización, son los principales corruptos, extorsionadores, contrabandistas, ladrones, asaltantes, narcotraficantes y asesinos, a veces para obtener un celular o unos cuantos pesos. Obviamente, si los de arriba roban millones descaradamente, se puede esperar que los de abajo hagan lo suyo sin el menor miramiento, sobre todo en las áreas y con las personas menos protegidas.
Al final de la cadena del poder despótico que nos aplasta, están los infelices policías, guardias y empleaditos que reciben salarios ridículos por las tareas y responsabilidades a su cargo, siempre sujetos al maltrato y despido de los de arriba.
Por eso ésto tiene que cambiar por la vía democrática; porque de lo contrario a la primera coyuntura o catástrofe económica como la que nos puede traer la baja del turismo o alza en el endeudamiento público, nos precipite al abismo de convulsiones sociales y políticas que todos lamentaremos, para poder salir de estos gobernantes.
El 15 de mayo es la gran cita del pueblo dominicano para desembarazarse por la vía comicial de un régimen negador de todos los principios. Muchos de los que les ayudaron a alcanzar el poder están hoy arrepentidos de haberlos apoyado en su momento; pero tendrán oportunidad de incorporarse a un nuevo gobierno abierto a todos y al futuro en una verdadera transición hacia una democracia funcional.