Estrés, cerebro y circunstancias vitales

Estrés, cerebro y circunstancias vitales

José Miguel Gómez

El hombre de ahora y de antes no ha podido deshacerse del miedo. Miedo a la muerte, a la vejez, a las enfermedades, a no saber cómo terminar la existencia o cómo construir un proyecto de vida, en medio de los temores y los conflictos, de las crisis socio económicas, políticas, sociales, financieras y estructurales, de sociedades que lo que menos les importa son los seres humanos. Sin embargo, el estrés siempre ha existido y seguirá existiendo como reacción de ajuste, de adaptación y de respuestas ante las propias contingencia y demanda de la propia existencia. Pero hay algo cierto. El dolor y el estrés son inevitables, pero el sufrimiento es opcional. El hombre de la posmodernidad tiene más miedo, es más vulnerable y más inseguro. Tiene más miedo a las pérdidas, a la soledad, a crisis afectiva, emocionales, a ser abandonado, o separado por el amigo, a sentirse en silencio prolongado y perder la autoestima y la valoración de los demás. Son estreses entra-psíquicos. Pero también existe el estrés externo que se vive por la desavenencia en la familia, la pareja, o el estrés psicosocial: desempleo, inseguridad, atracos, bandolerismo, delincuencia, inflación, servicios públicos ineficiente o deshumanización en la calidad y calidez en la salud, la educación, el trabajo etc.
Pero cómo repercute el estrés en nuestro cerebro: una persona sometida a estrés agudo o crónico va a tener cambios neurobiológicos: altera la norepinefrina, bloquea serotonina, dopamina y glutamato produciéndose depresión, ansiedad, cambios de humor. Pero cuando la respuesta al estrés es mediada por el hipotálamo se altera el sueño, la forma de comer, la sexualidad, y la parte hormonal; si la respuesta de ese estrés es a nivel de la corteza cerebral prefrontal: altera memoria, funciones cognoscitivas, discriminación, y planeación de la vida, con el embotamiento intelectual; sí en el núcleo accumbens, afecta el aprendizaje, y el reforzamiento; además, si es amígdalas cerebrales altera las emociones, produce más ansiedad y miedo. Es decir, el estrés tiene reacciones que afecta el sistema nervioso vegetativo, la parte endocrinológica y la parte inmunológica.
Esa epidemia de hipertensión arterial, de infarto cardiaco. Y cerebrales tiene que ver con el estrés, pero también de aumento de glucosa en la sangre, de elevación de colesterol, y triglicéridos, de tensión muscular, cefalea, y de todo tipo de enfermedades físicas y emocionales.
En el mundo posmoderno la gente ha decidido sobre vivir a costa de su salud física, emocional, psicológica y existencial; o sea, se vive el “aquí y el ahora” sabiendo que el exceso por el futuro reproduce angustia y el exceso del pasado en la vida produce la depresión.
Las personas que viven en la competitividad, el consumo, la auto gratificación inmediata y los espacios tóxicos, tienen o son más propensos al estrés crónico, trastorno psico-emocionales, maritales, familiares y enfermedades crónicas no transmisibles. El costo directo es indirecto del estrés se paga en la salud, la mala calidez de vida, y en una vida que afecta las funciones de órgano regulado y que tiene el control de todo llamado cerebro.
Para mal, cientos de personas responden de forma inadaptada a sus niveles de estrés: aumentan su tabaquismo, de alcohol, de comer, consumo de juegos compulsivos, abuso marihuana, cocaína y estimulantes, cosas estas que representan más daños neurobiológicos, cerebrales, psico emocionales y conductuales.
Sin el estrés no se puede vivir, pero se puede aprender a regularlo, controlarlo, disminuirlo, y aprender a gestionarlo para que no nos afecte en la salud y la vida diaria. Es vital aprender a ejercitarse, comer de forma saludable, leer, escuchar música, nadar, juntarse con personas oxigenantes y nutrientes, tener espiritualidad, vida de pareja, familia con apoyo, espacios saludable, vacaciones, disminuir los conflictos, las confrontaciones y la vida en tensión.

Los excesos de la vida posmoderna han cambiado los éxitos de la vida, la personalidad y el ambiente socio-laboral y existencial. Literalmente, o se aprende o se gestiona el estrés, o el o el costo va hacer con la vida, la funcionalidad o la infelicidad.

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