Eterna amistad: Bosch y Fidel -XIII-

Eterna amistad: Bosch y Fidel -XIII-

El 13 de julio de 1979, Juan Bosch viajó a La Habana, Cuba, encabezando la delegación dominicana que participó en las celebraciones del Tercer Festival de Artes Creativas del Caribe (CARIFESTA), evento concebido y desarrollado en República Cooperativa de Guyana, en 1972; continuado en Jamaica en 1976.
A Cuba le correspondió el festival de 1979, al que asistieron por República Dominicana, además de Bosch, los escritores y artistas Pedro Mir, Marcio Veloz Maggiolo, Manuel Rueda, Máximo Avilés Blonda, Guillo Pérez, Mateo Morrison, Alexis Gómez Rosa, Carlos Sangiovanni, Alberto Bass, Pedro Peix, Frank Almánzar, Aura Marina del Rosario y Ceballos, Abelardo Vicioso, Yaqui Núñez del Risco, Sonia Silvestre, Víctor Víctor y Luis Días, entre muchos otros. Fue una delegación de más de 80 personas.
Bosch fue invitado de honor, y se le rindió un homenaje en la actividad. Una nueva oportunidad para reencontrarse con su viejo amigo y compañero: Fidel Castro.
La declaración final de CARIFESTA señala que el evento propició una ocasión para «reunirnos, compartir entre nosotros mismos las distintas manifestaciones de nuestra vida cultural, para reconocernos mutuamente y reafirmarnos en nuestra común identidad caribeña (…).
«Gracias al esfuerzo precursor, al compromiso y la dedicación de los pueblos de Guyana y Jamaica, CARIFESTA ya no es un experimento: es una hermosa realidad que continuamos y a través de la cual, seguimos comprobando cómo en la rica gama de nuestra diversidad existe entre los pueblos caribeños una profunda identidad y una condición histórica anticolonialista que nos une.»
Al año siguiente, a Bosch le correspondió pronunciar un vibrante discurso en la concentración del 1 de mayo de 1980, celebrada en la Plaza de la Revolución de La Habana. En la tribuna estaban el Comandante Castro, Daniel Ortega y Maurice Bishop, entre otros mandatarios caribeños. El autor de Máximo Gómez: de Montecristi a la Gloria, en ese momento difícil para Cuba, expresó:
«Permítanme terminar estas palabras con un ruego al presidente Jimmy Carter. Quiero decirle al presidente Carter que no se deje confundir por los políticos de su país que están al servicio de las fuerzas imperialistas norteamericanas. Esos políticos no tienen la menor idea de lo que son los pueblos del Caribe. Quienes los conocen a fondo, porque cada uno es una porción viva de esos pueblos, son ustedes. Son los hombres y las mujeres que se encuentran reunidos aquí esta tarde. Son los que se respetan a sí mismos lo suficiente y lo necesario para poder responderles a sus patrias, cada vez que estas lo necesiten, presentes para la victoria, para la muerte, presentes para el porvenir, presentes para la revolución socialista del Caribe».
Días antes, Bosch había asistido, con Pedro Mir, a los funerales del laureado novelista cubano Alejo Carpentier, fallecido en París, el 24 de abril. Para llegar a tiempo a sus exequias y a los actos del 1 de mayo, tuvieron que hacer la ruta Santo Domingo-París y París-La Habana.
En julio de 1982, fue invitado al III Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Lamentablemente, ese evento coincidió con el fallecimiento, el 6 de julio, de un personaje histórico de la Revolución cubana: Raúl Roa García: Canciller desde el triunfo revolucionario, en 1959 hasta 1976; fue conocido como el Canciller de la Dignidad: llevó a cabo muchas batallas internacionales en defensa de Cuba y de las causas justas de América y el mundo. Escritor, profesor, diplomático.
Al participar en la inauguración del Congreso de la UNEAC, Bosch había planeado referirse al gran dirigente y escritor: «…si es que voy a hablar en ese discurso de mañana, porque al hablar de escritores cubanos, de las letras cubanas (….), es imposible silenciar el nombre de Raúl Roa».
Hizo la ponderación siguiente:
«Yo creo que con Raúl desaparece no una página, sino un montón de páginas de la historia de América, porque a Raúl en Cuba se le puede ver como cubano, un cubano ilustre, ilustre no solamente porque fue un profesor muy respetado, porque fue un escritor notable, por muchas razones…, pero en América lo respetamos y lo queremos porque él fue un defensor de la dignidad americana».

El 20 de octubre 1982, el Gobierno cubano condecoró a Juan Bosch con la Orden Félix Varela, la más alta distinción otorgada por ese país como reconocimiento a aportes extraordinarios realizados a favor de los valores de la cultura nacional y universal. En esa fecha se celebra en Cuba el día de la rebeldía nacional, o la identidad nacional. La presea al gran dominicano y caribeño, fue entregada por el presidente Fidel Castro.

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