¿Qué hacen los soldados alemanes en Afganistán? Film en Berlinale busca responder

¿Qué hacen los soldados alemanes en Afganistán? Film en Berlinale busca responder

Berlín. AFP. A causa del terrible pasado de las fuerzas armadas alemanas, los soldados que parten a Afganistán juran no obedecer a una cadena de órdenes, subrayó la vienesa Feo Aladag, cuya película «Entre mundos» cuenta la historia de un militar que desobedece para salvar a una joven afgana.  

Filmada en Mazar-e Sarif y en Kunduz, en el norte de Afganistán, «Inbetween worlds», en concurso por el Oso de Oro de la Berlinale, cuenta la historia del teniente alemán Jesper (Ronald Zehrfeld), quien regresa al terreno pese a que su hermano, también militar, murió años atrás cuando su vehículo chocó contra una bomba.

Su misión en la Fuerza de Asistencia a la Seguridad (ISAF) es proteger un pueblo, con ayuda del ejército afgano, de los ataques de los talibanes. Para su misión debe conseguir un intérprete y contrata al joven maestro de escuela Tarik (Mohsin Barmaki).

«El intérprete es un mediador entre dos mundos», explicó la directora, que ha filmado un film de gran realismo, que logra restituir la vida cotidiana no solo en la base militar alemana sino en la casa de Tarik.

La hermana del intérprete, Nala, que estudia ingeniería, pese a las reticencias masculinas, debe vestir la burka para salir a la universidad, y se vuelve en blanco de los talibanes.

Los talibanes amenazan de muerte a Tarik y a su familia cuando se dan cuenta que él trabaja para los militares alemanes. Nala sufre un atentado y el teniente Jesper, asumiendo todos los riesgos, desobedece a sus superiores para conducirla al hospital.

«En 2003 vi la foto de un joven militar alemán en Afganistán y me di cuenta que él estaba allí para combatir y que yo no sabía casi nada de lo que él vivía allá», recordó la realizadora.

«Mi película pretende contar lo que hace el individuo allá», agregó.

«Hay poca gente en Alemania que comprenda lo que ocurre allá. Los jóvenes alemanes que parten a Afganistán como soldados deben firmar una cláusula de conciencia para evitar la obediencia debida, como en el pasado de la Bundeswehr (las fuerzas armadas)», explicó.

El actor Ronald Zehrfeld dijo que la película muestra lo que hace falta en la cobertura de los medios de comunicación sobre los soldados alemanes que forman parte de la ISAF en Afganistán.

Zehrfeld confesó que antes de actuar en esta película no sabía nada sobre Afganistán. «Esta película es una oferta de diálogo, de discusión, por eso se justifica. Alemania busca desde hace algún tiempo tener más responsabilidad en el exterior», dijo.

Nacida en Viena en 1972, la cineasta dijo que desde los preparativos para su película tuvo una buena acogida por parte de las autoridades afganas.

La camarógrafa Judith Kaufmann contó que había preguntado a los soldados alemanes en Afganistán qué habían aprendido allá. «Ellos evitan el contacto con los afganos», por lo que «el lazo es el intérprete», indicó. «La interdependencia con él es muy fuerte», subrayó.

Feo Aladag dijo que no conocía exactamente las cifras, pero que Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña dan más visados para sus intérpretes afganos y sus familias, «por razones de amenazas graves», que Alemania.

«Alemania pone más problemas para dar los visados, hay que modificar eso. Todos los que trabajan: los cocineros, la administración, tienen miedo de lo que va a pasar después de las elecciones», dijo.   Mathias Kock, el productor, recordó por su parte que en Afganistán «hay una guerra civil, la gente tiene miedo».

Jewed Taiman, director de producción afgano, dijo que «cuando uno trabaja con medios occidentales está en una lista negra, es un traidor, la vida cotidiana es peligrosa».

«¿Por qué estamos allá?», preguntó el actor Zehrfeld. Es «para darles estabilidad, para darles perspectivas hacia el futuro», planteó.

«La situación de peligro es real. Nosotros ayudamos a construir perspectivas y darles confianza, para garantizarles un porvenir», declaró.

El actor recordó que «los ingleses y los rusos estaban allí antes», por lo que «los afganos no saben lo que es ser libres». «Debemos defender los derechos de los afganos a ser libres», sostuvo.

La directora Feo Aladag explicó que a través de la relación entre el teniente alemán y el intérprete afgano quería mostrar la importancia de los individuos y de las relaciones entre personas, más allá de los discursos.

«Los occidentales intervienen para defender el derecho a la educación para todos, para que la próxima generación pueda encontrar un ritmo de desarrollo. Mucha gente allá no tiene educación ni perspectivas. Pero esto lo llevan a cabo individuos, personas como el teniente Jesper», concluyó.

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