Apaga el cigarrillo

Apaga el cigarrillo

Ha habido pocas cosas en el campo médico que supiéramos con tanta certeza como las que sabemos hoy día sobre los daños que produce el tabaco.  A nadie le puede sorprender que el llevarse un cigarrillo a la boca sea responsable de nueve de cada diez casos de cáncer del pulmón, de uno de cada cuatro ataques al corazón, de ocho de cada diez casos de bronquitis crónica y la causa principal del enfisema pulmonar, una condición que provoca una vida miserable y una muerte horrible.

La Fundación Dominicana de Cardiología ha asumido, desde hace cuatro décadas, la responsabilidad que le corresponde llevando divulgación científica y mensajes de prevención advirtiendo a la población los riesgos a que se expone al adoptar el hábito de fumar.  En este sentido, hemos realizado campañas educativas en 1980, 1983, 2000, 2007 y 2008.

Sabemos hoy que no solamente corre con los riesgos del tabaco el que se lleva el cigarrillo a la boca, sino también el no fumador que inhala el humo del cigarrillo al compartir con el fumador en un área cerrada. 

Esta nueva modalidad, del que inhala el “humo de segunda mano” es conocida como fumador pasivo, y es la razón por la que la OMS ha difundido el mensaje, a todos los gobiernos del mundo, para que prohíban fumar en espacios cerrados, y es también la razón por la que los fumadores reciben miradas despectivas y desaprobadoras cuando fuman en presencia de los no fumadores.

Entre las sustancias tóxicas que contiene el humo del tabaco, más de 4,700, hay unas 43 que exponen al cáncer y una que es la responsable principal del hábito de fumar: la nicotina. 

La nicotina altera la bioquímica del cerebro, haciendo depender al fumador de esa sustancia, y lo condiciona para que sienta la necesidad de encender el próximo cigarrillo.  Muchos fumadores quisieran dejar el cigarrillo, pero esa fuerte adicción se lo impide y lo esclaviza.

El cigarrillo es un veneno de acción lenta, cargado de potenciales efectos letales.  Yo lo comparo con una granada fragmentaria que siembra la muerte en todo el mundo.

El fumador actúa como una bomba suicida que acabará con su vida y pondrá en riesgo de perderla a los que comparten el humo de su  cigarrillo.

Aunque muchos fumadores quisieran dejar ese hábito, y otros han tenido el coraje de abandonarlo, desafortunadamente, las estadísticas muestran que hoy día los adolescentes comienzan a fumar a más temprana edad, hasta el colmo que algunos niños de 11 y 12 años ya son víctimas de ese flagelo.

Ocurre, como lo ha dicho un especialista de la conducta humana, que en el adolescente la rebeldía, la búsqueda de su identidad y de su personalidad, la inseguridad y el estrés que esto le genera, la tendencia a imitar algunos paradigmas, más la seductora publicidad, lo condicionan en la búsqueda de una solución que él cree encontrar en una cajetilla de cigarrillos.

Todavía hay tiempo, si fuma renuncie hoy mismo a ese peligroso y desagradable hábito.  Si no fuma, le felicito, está cuidando su vida y dando un sano ejemplo.

Apague el cigarrillo y encienda su vida.

Cuide su vida y respete la ajena, no fume.

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