Financial times. Valencia. En lo profundo de las entrañas de la gran planta de fabricación de Ford en las afueras de Valencia, una línea de coros de robots industriales está realizando una pieza de ballet de alta precisión. Un robot brillantemente pintado recoge una parte de la carrocería de metal, gira a su alrededor y se detiene.
Los robots que le siguen giran hacia él, enviando una lluvia de chispas en el aire a medida que comienzan a soldar a una velocidad vertiginosa.
La intensa pirueta se repite decenas de veces mientras la pieza de metal, ahora visible como el lado de una van de pasajeros, se desliza a través de la cadena de los chirriantes 52 robots.
Terminada hace menos de dos meses, la línea de ensamblaje es un símbolo de la incipiente recuperación industrial de España, y una poderosa ilustración de la difusión de la confianza a través de la industria automovilística del país.
Esto forma parte de una expansión de 1.5 millardos de euros de la planta de Ford en España que vio al grupo de EEUU instalar una de dos líneas adicionales de montaje, construir una enorme tienda de pintura, comprar 262 robots industriales y – lo más importante para la gente de esta región plagada por la recesión- contratar a 1,420 nuevos trabajadores.
Fuera de la industria automotriz, tales inversiones siguen siendo la excepción en un país que recién ha salido de la recesión y donde uno de cada cuatro trabajadores está sin trabajo.
Los líderes políticos y empresariales esperan, sin embargo, que las resurgentes fábricas de automóviles sean la vanguardia de un renacimiento industrial más amplio en España.
El éxito de la industria, además, de alguna forma va a aliviar la preocupación de que la fortaleza del euro dañará las exportaciones de la zona euro. “La industria automovilística se ha convertido en una de las soluciones para la crisis española”, dice José Manuel Machado, presidente de Ford en España.
Al igual que muchos líderes empresariales, él ve la reciente inversión, producción y la creación de empleo en la industria automotriz, como una señal de que la economía española finalmente se está reequilibrando.
“Cuando la crisis comenzó en el 2008, el sector de la construcción era muy grande, y lo perdimos. La pregunta entonces fue: ¿cuáles son los otros sectores que pueden ayudar al país a salir de la crisis?
La decisión del grupo de aumentar la producción en España se reveló en junio de 2011 en un momento en que el país se precipitaba hacia la recesión de doble profundidad y hacia una devastadora crisis bancaria.
En los dos años siguientes, las empresas fabricantes como Renault, General Motors y Volkswagen, han seguido mejorando sus plantas en España y han trasladado la producción de países como Bélgica y Corea del Sur.
Los líderes de la industria argumentan que se trata de testarudas decisiones de inversión como estas -tomadas lejos de España- que ofrecen una verdadera prueba de la situación económica del país en el mundo de hoy.
Anfac, el grupo de presión del sector automovilístico español, dice que la industria está en camino de invertir hasta 5 millardos de euros para ampliar sus plantas en España.
La producción se espera que aumente por un 10% hasta 2.2 millones de vehículos este año, consolidando la condición de España como el segundo fabricante de automóviles más grande de Europa detrás de AlemaniaDespués de varios años de pérdidas de empleo, el sector ha contratado a 2,400 personas este año.
“Estamos trabajando en la reindustrialización de España”, dice Mario Armero, vicepresidente de Anfac. “España se ha vuelto más competitiva en los últimos cinco años. Se ha producido una moderación salarial y en algunos casos los salarios disminuyen. Además, la flexibilidad es ahora mucho mayor que en otros sectores”.
El gobierno se ha apresurado a reclamar el crédito por el auge de la inversión reciente, jactándose de que la renovada fuerza competitiva de la industria automotriz es el resultado directo de las reformas económicas de Madrid.
En verdad, no obstante, las semillas de la recuperación se sembraron mucho antes de que el Gobierno de Mariano Rajoy asumiera el cargo. Los ejecutivos de dicha industria y los dirigentes sindicales por igual señalan que el cambio hacia la moderación salarial y las flexibles prácticas laborales está consagrado en una serie de acuerdos colectivos en los primeros años de la crisis.
Ford, por ejemplo, suscribió un acuerdo de cinco años con los sindicatos en el 2009 que Machado cree que fue fundamental para atraer una mayor producción hacia Valencia. “Ese fue el momento en que la gente fuera del país comenzó a mirar a España como una oportunidad para Ford”.
Del otro lado de la industria automotriz de España, las fábricas son mucho más capaces de adaptarse a los picos de producción así como a las depresiones.
Ellos envían su personal a casa cuando hay poco que hacer, y los hacen trabajar más horas cuando las líneas de ensamblaje están en problemas. Las horas de trabajo, incluso pueden cambiarse entre diferentes años. En Valencia, por ejemplo, a los trabajadores se les dio cinco días inhábiles adicionales en el 2012, pero en cambio tuvieron que venir a trabajar un turno de cinco sábados este año.
“Estamos adaptando continuamente la producción a la demanda”, dijo Alejandro Monlleó, superintendente de carrocería en la planta de Ford.
Dicha flexibilidad, dice Armero, era “impensable” hace una década.
No menos sorprendentes han sido algunos de los recientes acuerdos salariales. Los nuevos empleados en Valencia reciben un 16% menos de salario que sus colegas mayores. Inusualmente para la industria automotriz, donde nueve de cada 10 contratos de trabajo son permanentes, los nuevos trabajadores han sido empleados con contratos temporales.
De acuerdo a los cálculos del sindicato, los salarios en todo el sector están ahora en el mismo nivel que en el 2008. Para los líderes sindicales, tales concesiones no siempre han sido fáciles de pasar.
Sin embargo, Mariano Cerezo, secretario federal de MCA-UGT, el sindicato de trabajadores metaleros de España, sostiene que la decisión de llegar a acuerdos de trabajo a largo plazo con la industria automovilística ha servido a las empresas y a los trabajadores por igual. “No existen derechos de los trabajadores sin trabajo”, expresó.
“No tenemos miedo de hacer sacrificios, siempre y cuando podamos mantener los puestos de trabajo y asegurar las promesas para crear más trabajo en el futuro”, añade Cerezo.
Él está dispuesto a exportar a otros sectores el modelo cooperativo pionero en la industria automotriz. De hecho, es difícil pasar por alto el hecho de que el éxito del sector de vehículos en España aún no se ha reflejado en otros lugares.
Fuera de la industria automovilística, ha habido pocas inversiones de versión comercial y las ampliaciones de fábricas.
Más preocupante aún es que la industria de España sigue perdiendo trabajo a un ritmo alarmante. Desde el inicio del año, más de 100,000 empleos industriales han desaparecido, superando los 2,400 puestos de trabajo creados en el sector del motor desde enero.
El Gobierno de España ha dejado claro que ve a la industria automotriz como la vanguardia de un nuevo modelo económico para el país. Por ahora, sin embargo, otros sectores están luchando por combinar el dinamismo encarnado por los ruidosos robots bailarines de Ford.