Tegucigalpa. EFE.- Latinoamérica necesita invertir más en innovación, proteger la propiedad intelectual y el recurso humano de calidad para mejorar la competitividad y el crecimiento económico, manifestó el gerente sectorial del Banco Mundial para el desarrollo humano en los países andinos, Jamele Rigolini.
En Latinoamérica “hay una carencia generalizada a todos los niveles (de las empresas) en inversión de innovación”, dijo Rigolini en una entrevista con Efe en Tegucigalpa.
Las empresas latinoamericanas “son menos innovadoras” que las compañías de otras regiones en desarrollo, destacó el economista.
En este sentido, explicó que la innovación “es clave” para aumentar la productividad de una empresa, pero innovar “no es solamente introducir productos nuevos y tecnología de punta, también es invertir para mejorar los procesos de producción y formar gente”, enfatizó.
Rigolini participó en el estudio “El emprendimiento en América Latina- muchas empresas y poca innovación”, presentado el viernes en Honduras por el Banco Mundial.
En su opinión, las industrias latinoamericanas también deben proveer “más incentivos” a los trabajadores para lograr procesos más efectivos de productividad y mayor competitividad.
“La innovación no hay que verla cómo lo que hacen los laboratorios de punta y alta tecnología, innovación se hace a cualquier nivel, y en Latinoamérica no se ve tanta innovación como en otras regiones”, subrayó el economista.
El informe reafirma que la realidad empresarial de Latinoamérica “se ve entorpecida por la baja innovación».
De este modo, resaltó que América Latina debe aumentar la competencia empresarial para “estimular” la innovación, respecto a su nivel de ingreso y a otros países del mundo, así como incrementar su productividad.
De lo contrario, advirtió Rigolini, la productividad de las compañías “no va a subir tanto como en otras regiones y eso se traslada en crecimiento económico menor».
El estudio señala que pese a que esa región se ha globalizado, muchas industrias “permanecen ajenas a la competencia».
Además, detalla que uno de cada tres trabajadores en Latinoamérica es autónomo o un pequeño empleador y la proporción de empresas registradas formalmente también es comparativamente grande.
En ese sentido, Rigolini insistió en que las empresas latinoamericanas “son más pequeñas y menos innovadoras” que las compañías de otras regiones como Asia. Latinoamérica enfrenta, a la vez, el reto de proteger la “débil» propiedad intelectual y los “pocos incentivos” para mejorar la innovación empresarial, agregó.
“Todavía hay pocos incentivos para hacer innovación porque es muy fácil para (los) competidores imitar al rato la innovación y con eso los beneficios de innovar, toda la inversión, se diluye porque los competidores adoptan las mismas prácticas”, dijo.
Según el estudio, Brasil es el único país de Latinoamérica que invierte el 1 % de su producto interno bruto (PIB) en investigación y desarrollo, mientras que el resto de países de la región invierten por debajo del 0,5 %.
Es por eso que, según el documento, no sorprende que Latinoamérica “vaya a la zaga de otras (regiones) en términos de patentes».
Detalla, además, que en Bolivia, Paraguay, El Salvador, Honduras, Guatemala y Perú “el número de patentes por cada millón de habitantes es menor a uno, muy por debajo de lo que debería ser para su nivel de desarrollo».
El reto de aumentar la calidad de la educación “sigue vivo” en Latinoamérica, región que carece de capital humano calificado para mejorar su innovación y competitividad, indicó Rigolini.
“En la región hay un proceso de formación que no responde a las necesidades del mercado laboral del sector privado, hay currículos que no incorporan las necesidades de los empleadores, al nivel técnico y universitario”, lamentó el experto.
Ante esta situación, el futuro de Latinoamérica dependerá de “alcanzar un número mayor de emprendedores transformacionales que en la actualidad”, subraya el informe.