Associated Press. Los brasileños tienen una frase para describir su manera de hacer las cosas, una mezcla de desparpajo, improvisación y viveza criolla. Todo se hace a última hora, todo se hace con un grado de desorden, pero, a última hora, todo sale bien.
“Jeitinho brasileiro», le llaman los habitantes del país más grande y populoso de Sudamérica. A menos de seis meses de la Copa del Mundo, Brasil necesita de todos esos recursos para sortear con éxito la recta final de los preparativos.
Un 30 de octubre de 2007, la FIFA anunció con bombos y platillos que Brasil —la meca del fútbol, cinco veces monarca y cuna de leyendas como Pelé y Ronaldo— sería la sede del Mundial de 2014. El campeonato regresaba a la nación que abraza este deporte casi como una religión por primera vez desde 1950, 64 años después del inolvidable Maracanazo.
Playas, fiesta, samba y alegría. Sin duda, la FIFA imaginó entonces un carnaval de fútbol y una avalancha de dinero en una nación que gozaba de una economía sólida y en crecimiento, contaba con una clase media pujante, y levantaba la mano como una de las potencias del nuevo milenio. Repasemos el panorama poco más de seis años después, a 23 semanas que Brasil y Croacia den el puntapié inicial en el estadio de Sao Paulo, el mismo donde dos obreros murieron en noviembre cuando una grúa que cargaba parte del techo se derrumbó encima del edificio y ocasionó daños que obligaron a posponer la fecha de entrega de la obra.
De hecho, la FIFA tuvo que cambiar el plazo de entrega de los seis estadios que faltan para el Mundial, ya que ninguno estará listo el 31 de diciembre como pedía el organismo rector del fútbol. Otro obrero murió a mediados de diciembre en un accidente en Manaos, la segunda fatalidad en la construcción de ese inmueble en la Amazonia. Los estadios de Sao Paulo, Natal, Manaos, Cuiabá, Porto Alegre y Curitiba estarán terminados entre enero y abril de 2014, según los organizadores, dándole a la FIFA un mínimo espacio de maniobra y cero margen de error para realizar las pruebas necesarias antes del torneo. Tras el accidente del 27 de noviembre en el estadio Corinthians de Sao Paulo, la sede del partido inaugural del 12 de junio no estará lista hasta mediados de abril, a escasos dos meses del arranque del Mundial.
«La FIFA lo que puede hacer es pedirle a Dios o Alá, o quién sea, que no haya más accidentes», ironizó el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, durante el sorteo de la Copa.