Carta democrática interamericana

Carta democrática interamericana

SERGIO SARITA VALDEZ
La sede central de la Secretaría de Relaciones Exteriores se vistió de gala el pasado jueves 16 de Septiembre de 2004 al auspiciar un panel interactivo sobre la Carta Democrática y Desarrollo de las Instituciones Democráticas. Dicho evento se llevó a cabo en horario de 2:30 p.m. a 4:30 p.m.

En el mismo intervinieron el embajador permanente de los Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos Señor John Maisto, el rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra Monseñor Agripino Núñez Collado, el decano de la Facultad de Derecho de esa misma universidad Dr. Flavio Darío Espinal y la subsecretaria de la cancillería Alejandra Liviano.

Recordemos que esa tarde fue cuando el huracán Jeanne inició su paso por las áreas costeras del país, y que en ese momento torrenciales aguaceros caían sobre la capital dominicana. Sin embargo, cabe señalar que aquel salón estaba repleto de gente ansiosa de oír las opiniones de expertos en un tema tan vital para el presente y futuro de nuestras naciones. Muy grata fue la impresión que nos causó el excelente español del diplomático norteamericano, así como el énfasis que puso en la idea central sobre la responsabilidad estatal de promover y defender la democracia, contenida en la carta democrática aprobada por el conglomerado de gobiernos de las Américas en la reunión plenaria celebrada en Lima, Perú el 11 de Septiembre de 2001.

En su primer artículo la carta establece lo siguiente: «Los pueblos tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas». Recalcó Maisto la firme decisión del gobierno de los Estados Unidos de negarles el visado a personas envueltas en actos de corrupción, así como de revisar los activos de esos individuos en el sistema financiero estadounidense. Dijo que la Unión Europea también está dando pasos concretos en esa dirección. Ello implica el acorralamiento y total aislamiento de quienes valiéndose del aparato del Estado han robado con impunidad los recursos de los pueblos.

Creemos que la Carta Democrática debería explicarse y discutirse en todas las escuelas, a fin de que su base conceptual pueda diseminarse y sembrarse en la mente de toda la ciudadanía. De ese modo, nuestra juventud en especial estaría en una mejor capacidad para reclamar sus derechos además de cumplir con sus deberes de ente activo y dinámico en el sistema democrático representativo. Veamos lo que dice el artículo 12 de la Carta: «La pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consolidación de la democracia. Los Estados Miembros de la OEA se comprometen a adoptar y ejecutar todas las acciones necesarias para la creación de empleo productivo, la reducción de la pobreza extrema, teniendo en cuenta las diferentes realidades y condiciones económicas de los países del Hemisferio. Este compromiso común frente a los problemas del desarrollo y la pobreza también destaca la importancia de mantener los equilibrios macroeconómicos y el imperativo de fortalecer la cohesión social y la democracia».

El artículo 16 toca directamente el tema de la importancia de la educación en el fomento de una cultura democrática. Dice textualmente: «La educación es clave para fortalecer las instituciones democráticas, promover el desarrollo del potencial humano y el alivio de la pobreza y fomentar un mayor entendimiento entre los pueblos. Para lograr estas metas, es esencial que una educación de calidad esté al alcance de todos, incluyendo a las niñas y las mujeres, los habitantes de las zonas rurales y las personas que pertenecen a las minorías».

Lo que más impactó mi mente durante la intervención del enviado norteamericano al coloquio de aquella tarde gris, fue cuando aseveró, que la democracia no es cuestión de sistemas electorales, y que tampoco queda fortalecida con una simple retórica bonita, sino que es de suma importancia que los gobiernos avalen los compromisos contraídos y también que los ciudadanos exijan un rendimiento de cuentas.

¡Tremendo material de reflexión para quienes somos o hemos sido funcionario del Estado!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas