Los males de la Educación pública desafían el presente y comprometen el futuro y combatirlos reclama una decisiva participación en alianza entre quienes dirigen y aquellos que cumplen papeles docentes. A más de que padres y tutores del amplio estudiantado más joven deben también ser agentes de los cambios que se necesitan en aulas, pasar ya de su débil integración a las escuelas que reciben a sus descendientes a un activo seguimiento a la labor del maestro. A la inversión en la enseñanza reforzada por el 4% le ha faltado elevar dinámicamente los niveles de preparación de muchos maestros académicamente deficientes.

Los tradicionales desencuentros entre el Ministerio de Educación y el liderazgo del profesorado han sido escollos a la buena marcha docente, restando cumplimiento de programas por ligerezas huelgarias y ausencias de diálogos constructivos y pragmáticos que colocaran en primer plano los intereses del estudiantado. El país debe celebrar que la organización ADP, que representa a los profesores, y el liderazgo del sector público correspondiente suscribieran un acuerdo de trabajo para coincidir en el propósito de perfeccionar la labor educativa orientando acciones hacia nueve objetivos clave. Queda reafirmada la importancia de los planes de formación y actualización continua de educadores en atencion a los resultados de evaluaciones aplicadas desde el 2017 a esta fecha.

Un virus cada vez más real

Por miedo, en primer término, a que el coronavirus que causa una grave neumonía llegue a países de sistemas sanitarios débiles fue que la Organización Mundial de la Salud declaró un estado internacional de emergencia. Desde la visión del organismo, en ciertas latitudes del globo resulta complicado aplicar controles sobre el microbio de rápido contagio que apareció en China y salió de sus fronteras.

Nadie quisiera caer en la innominada categoría territorial de “protección frágil” que preocupa a la OMS. Para evitarlo, cada país debe someterse al rigor de protocolos que cierran camino al virus y aíslan portadores. Las autoridades dominicanas y sus ciudadanos están retados a acatar los lineamientos de prevención y manejo de eventuales casos para defender con firmeza a la sociedad de esta desgracia.