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Una familia difícil

Pese a que su estado de salud es grave, Nelson Mandela continúa vivo, sin embargo, sus familiares han comenzado una disputa dura tanto por su patrimonio económico, como por el panteón que finalmente acogerá los restos mortales del líder político más admirado en el mundo.

El dinero, la ambición, desde siempre, ha sido un ingrediente dañino que ha influido en la división de muchas familias, incluso muchas de ellas que se pensaba que eran muy unidas y con la conciencia necesaria para dejar a un lado lo material frente a cualquier desavenencia por asuntos de herencia.

La familia de Mandela, de una u otra forma, siempre ha dado señales de que no es fácil y, que se ha aprovechado del liderazgo de este hombre carismático,  desinteresado, que realmente entregó su vida por sus ideales a favor de los negros en Sudáfrica.

Ni las persecuciones, ni tampoco sus largos años en la cárcel doblegaron a Mandela que se ha distinguido sobre todas las cosas por su nobleza, su generosidad y su equilibrio como ser humano bueno.

Mandela nunca abrigó odios ni rencores por aquellos que en vida le condenaron a la oscuridad carcelaria que le maltrataron, le humillaron, todo lo contrario cuando se convirtió en presidente de Sudáfrica  gobernó de igual manera y con la misma justicia para blancos, negros y mulatos.

Ojalá que sus descendientes, entre ellos sus hijas y nietos, entiendan que su progenitor merece respeto, pues su comportamiento como hombre y político siempre ha estado acorde con su gran liderazgo, que cuando muera todo transcurra en paz, como es el verdadero deseo de Mandela.

El expresidente de Sudáfrica es el político más admirable por su honestidad y valentía, sin embargo, ahora lleva casi dos semanas en agonía y son muchos quienes dicen que no ha muerto porque su alma no está en paz por los problemas que confronta su familia a causa del patrimonio económico, que relativamente no es tanto.

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