Iván Gatón, analista geopolítico y observador mundial, ve con preocupación el tono de la confrontación entre Estados Unidos y Corea del Norte, y recomienda la vía diplomática para disipar las tensiones.
Las razones de su preocupación son el “discurso inflamable” y las amenazas entre las partes, así como la posibilidad de una conflagración apocalíptica.
Si el experto desentraña las claves geopolíticas de la crisis, hunde su enfoque en las raíces históricas del conflicto. De allí emanan sugerencias para evitar un gran cataclismo.
En efecto, Gatón define a Corea del Norte como un “Estado-tapón” que colinda con Corea del Sur, donde Estados Unidos tiene bases militares e intereses geoestratégicos.
Eso quiere decir que detrás de cada Corea hay una gran potencia: China protege a Pyongyang y Estados Unidos a Seúl. Así pues, un conflicto entre Washington y Pyongyang involucraría a Beijing.
Los chinos, empero, prefieren esperar la iniciativa bélica, antes de actuar. Su postura es condicional: solo defenderían al régimen de Kim Jong Un si es atacado primero. De lo contrario, lo dejarían a su suerte.
El líder norcoreano no puede hacer más que acatar a su aliada y protectora China. Por eso suspendió la amenaza de atacar la isla estadounidense de Guam.
En realidad, Corea del Norte tuvo que desistir, a raíz de las sanciones comerciales que le impuso China. En tal virtud, Pyongyang perderá mil millones de dólares. El dragón asiático disuadió a Pyongyang.
Sin embargo, la histeria de Corea del Norte es tal, que tiene un ejército de un millón de personas, así como un aparato paramilitar y una reserva que incluyen 7 millones de agentes. Eso lo convierte en el país más militarizado del mundo.
Gatón calibra el peligro bélico y sus efectos mundiales: un conflicto en la región conduciría a una catástrofe planetaria.
Su punto de partida es el enfoque de la interdependencia mundial -concebido por Immanuel Wallerstein-, para predecir un potencial cataclismo.
Así, según él, una confrontación bélica en el paralelo 38 -que divide a ambas Corea- desataría fuerzas mundiales y energías apocalípticas. La perspectiva se torna sombría, catastrófica.
“Estamos en un sistema-mundo que abarca la totalidad de las sociedades, y cada país forma parte de un todo. Cualquier efecto belicista en la región repercutiría en todo el sistema económico y financiero del planeta”, observa.
Para el analista, Corea del Norte no es solo un “Estado-tapón”, sino también un “cadáver insepulto de la guerra fría”. Esto así, porque la guerra intercoreana (1950-1953) no culminó con un acuerdo, sino con un armisticio. Desde entonces, las Corea prolongan la guerra fría y viven una “paz armada”.
Esa “paz armada” estalla en desafíos, amenazas y tensiones que, de uno y otro lado, involucran a dos suprapotencias.
Ahora bien, ¿qué rol desempeña el presidente de Estados Unidos, Donald Trump? Según Gatón, la emotividad del mandatario impulsa un “discurso inflamable” y puede traer “serios inconvenientes”. Ante la crisis, aconseja una retórica moderada y fomentar la vía diplomática para apaciguar los ánimos.