El Estado debe ser más activo en las políticas de competencia, pues el mercado dominicano está muy dominado por estructuras oligopólicas y monopólicas.
La afirmación fue hecha por Javier Báez, economista senior del Grupo de Pobreza, Género e Igualdad para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Báez dirigió el estudio “Cuando la prosperidad no es compartida, los vínculos débiles entre el crecimiento y la equidad en la República Dominicana”, publicado recientemente por el Banco Mundial.
El economista hizo las consideraciones al participar en el Encuentro Económico de HOY junto a Alejandra de la Paz, gerente de Comunicación del Banco Mundial en el país. Expresó que aunque ha habido avances en el país, algunos sectores básicos se caracterizan por oligopolios y monopolios en el cual mayor competencia resultaría una mejora en las condiciones de vida de la población.
Explicó que en la República Dominicana tiene una economía de mercado en la que hay mucha concentración, lo cual es una traba para el desarrollo y la competencia.
“Cuando hay mucha concentración resulta que los precios de los bienes son más altos de lo que deberían ser en competencia perfecta, pero no tan solo eso, se producen menos de lo que se debería producir en condiciones de mayor competencia, y al producir menos, hay también menos empleos”, dijo Báez.
Expresó que el Banco Mundial apoya activamente la iniciativa del Gobierno para identificar áreas donde se puede avanzar en el tema de la competencia.
“El Gobierno ha mostrado mucho interés en este tema y reconoce que hay grandes beneficios en hacerlo”, planteó.
Indicó que en Chile, Colombia y Perú, los gobiernos han tomado medidas para abrir el mercado a más competidores y han hecho muy atractiva la inversión extranjera.
Precisó que un caso típico ha sido el de telecomunicaciones y la industria del transporte, donde esos países han logrado gran competencia que ha redundado en mejores precios y a mayor acceso a la población.
Resaltó el ejemplo de México, donde hay un gran debate sobre el sector energético, ya que la producción nacional está concentrada en la compañía Pemex, con lo cual se generará mayor competencia.
Resaltó el elevado peso que tiene el sector de servicios en la economía y la necesidad de estimular los sectores que generen más empleos en el país.
Expresó que los sectores económicos, que son la fuente del crecimiento, no generan empleos de calidad.
Explicó que una de las razones de que la economía no genere empleos de calidad es la concentración en servicios.
“No es malo tener una economía que tiene un sector de servicios dinámico como lo tiene la República Dominicana”, expresó.
Indicó que existen ciertos desbalances, porque el 75% del valor agregado que genera la economía dominicana proviene del sector servicios.
Explicó que el sector servicios no genera muchos empleos, ni puestos calidad.
Aclaró que con eso no quiere decir que debe castigar a ese sector.
Báez abogó por políticas que incentiven los sectores que generan empleos de mayor calidad y una mayor competencia.
Expresó que los sectores en los cuales se ha incrementado la fuerza laboral, como la manufactura, el comercio, las comunicaciones y los servicios financieros, no han contribuido mucho a la creación de empleos en los últimos años. Puso como ejemplo que la manufactura perdió la mayor cantidad de empleos del 2001 al 2011.
Hay alta concentración tributos indirectos
En el sistema tributario dominicano existe una alta concentración de impuestos indirectos, aseguró Javier Báez, economista del Banco Mundial,
Expresó que en lugar de imponer una mayor carga directa sobre el ingreso, casi una tercera parte de la recaudación fiscal total proviene del ITBIS, aunque muchos bienes básicos de la cadena estén exentos.
Expresó que el 50 por ciento de las desgravaciones de impuestos e incentivos benefician a los miembros más importantes de la sociedad.
Explicó que las reformas fiscales anteriores no elevaron la progresividad del sistema tributario al fallar la imposición de más impuestos directos.
Recordó que la estructura actual de la política fiscal, tanto en los ingresos como los gastos, limita la capacidad del país para proporcionar suficientes bienes y servicios de calidad y elevar la carga fiscal a los pobres.
La presión tributaria en el país es de las más bajas en Latinoamérica y en el 2012 recaudaba un 12.8% del producto interno bruto (PIB), mientras el promedio en la región era de 17 o 18 por ciento, señaló.
Cree que debe haber un esfuerzo tributario, pero no a costa de más impuestos indirectos, que hacen al sistema menos progresivo.
Favorece que se establezcan impuestos a las personas y compañías y se asegure la exención de los productos básicos.
“Es claramente más alta la dependencia de ingresos tributarios indirectos en República Dominicana que en el resto de América Latina”, dijo Báez.