Elevados ejemplos para los jóvenes del país

Elevados ejemplos para los jóvenes del país

Distinguidas personalidades e institución galardonadas esta noche en la 7ma. versión de los premios anuales de la Fundación Corripio.

Apreciados amigos:

Es motivo de regocijo y orgullo poder dirigirme a todos ustedes en nombre de la Fundación Corripio, de toda mi familia y el mío propio, para dirigirles unas breves palabras en ocasión de entregar esta noche los premios de la Fundación Corripio 2013 a una reconocida institución y a tres personalidades dominicanas que se han distinguido de manera sobresaliente por su destacada labor durante años. Me refiero al Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, el Dr. Rafael Alburquerque de Castro, el actor Iván García Guerra y el periodista Juan Bolívar Díaz Santana, galardonados respectivamente en las categorías de salud, institución en servicios en oncología, derecho docente, teatro y actuación y periodismo por la trayectoria profesional.

Estos premios son la expresión del compromiso de la familia Corripio con la sociedad dominicana, un compromiso de larga data y de muchas facetas pero que es en esencia una manera de expresar el profundo agradecimiento de nuestra familia al país y la sociedad dominicana impulsados por los principios heredados de nuestros predecesores encarnados en mis padres Manuel y Sara y en los valores que tratamos de poner en práctica cada día en prueba de gratitud hacia el pueblo al que tanto le debemos.

Constituyen también estos premios una demostración de nuestra fe en las potencialidades y realizaciones de los más valiosos hombres y mujeres de la nación como se ha puesto de relieve en las 6 versiones anteriores y en esta 7ma. entrega cuyos ganadores han recibido elogios de los miembros del jurado y el beneplácito unánime de sus familiares y público en general.

Es difícil enmarcar en pocas palabras los méritos por los cuales se han entregado estos reconocimientos, tan difícil como querer abarcar con pálidas palabras los sacrificios, el esfuerzo, la dedicación y la perseverancia de toda una vida que solo representan una tenue imagen del largo camino recorrido por los homenajeados.

El Dr. Rafael Alburquerque de Castro es un notable abogado especialista en materia laboral y maestro de generaciones, además de haber ejercido con dignidad el cargo de vicepresidente de la República.

Iván García Guerra es un muy activo actor, un dramaturgo y narrador el cual representa lo mejor del teatro dominicano contemporáneo.

El Lic. Juan Bolívar Díaz Santana un valiente periodista que ha sabido defender las mejores causas de la democracia nacional en los distintos espacios de comunicación que ha dirigido.

Por su parte el Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter ha consagrado su humanitaria labor al servicio de los enfermos de cáncer, constituyendo este reconocimiento otro homenaje póstumo al siempre bien recordado Dr. Heriberto Pieter, ejemplo del profesional exitoso que dedicó la mayor parte de su fortuna al establecimiento del instituto de oncología que hoy lleva su nombre.

Deseo aprovechar la ocasión para reiterar la extrema necesidad que existe en este país de que estos elevados ejemplos de competencia profesional e integridad personal sirvan de modelo y de paradigmas a seguir por los jóvenes, creando así múltiples seguidores en quienes también confluyan el reconocimiento por acciones meritorias y el éxito legítimo, es decir, el éxito merecido que es el único que se torna sólido y duradero.

Pues del éxito y la celebridad pasajera al final no queda nada pues se desvanece como el humo, desaparece y muere como las olas que mueren en la arena pues no hay permanencia, el éxito duradero deja sus huellas imborrables y no sobre el pedestal de arcilla de las celebridades pasajeras.

Antes de concluir deseo expresar las profundas gracias de la Fundación Corripio y de nuestra familia a los honorables miembros del jurado por su encomiable labor de mediación para seleccionar a los mejores concursantes en este certamen.

Por último nuestras más sinceras felicitaciones a los galardonados por haber resultado triunfadores con deseos de que continúen aportando al país lo mejor de sus capacidades en sus respectivos campos para enaltecimiento del país y el buen ejemplo de las presentes y futuras generaciones dominicanas.

Muchas gracias y buenas noches

Cuatro renglones de la cotidianidad nacional que han mostrado un vigor robusto y una expansión impresionante en los últimos años fueron identificados por la Fundación Corripio para resaltar los méritos de instituciones y personas que se hayan destacado dentro de sus respectivos ámbitos.

La prestación de servicios de salud, que con el inicio y desarrollo de la seguridad social ha llevado su cobertura de un siete en el 2006 a un cuarenta por ciento de nuestra población en la actualidad, ha sido reconocida en los trabajos del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, que desde el lejano año de 1942, con la creación de la Liga Dominicana contra el Cáncer, Inc., ha prestado una atención eficiente y completa a los enfermos de cáncer, junto a una labor docente en la formación de médicos especialistas y una tesonera actividad de investigación científica.

El arte ha sido galardonado en la figura de Iván García Guerra, conspicuo representante del teatro nacional, manifestación del mundo de las musas que desde hace un tiempo a esta parte ha permeado con fuerza en vastos núcleos de nuestra población, que ha visto, como nunca antes, la proliferación de salas de teatro, la celebración de festivales nacionales e internacionales y la presentación frecuente y persistente de dramas y comedias. A Iván lo conocemos todos por más de medio siglo de interpretaciones en los escenarios nacionales, la versatilidad en su actuación, su infatigable trabajo pedagógico, su brillante carrera como director y su decisiva obra como dramaturgo, con las cuales ha contribuido a renovar el teatro contemporáneo.

La comunicación, y específicamente el periodismo, que tan importante ha sido en la consolidación de la democracia, que revoluciona al mundo actual con los medios electrónicos y facilita a todos la difusión de la noticia por la vía expedita de las redes sociales, ha tenido esta noche como su representante al licenciado Juan Bolívar Díaz Santana, quien desde 1968 ha laborado en la prensa nacional y en diversos noticiarios. Su trabajo en un medio escrito comenzó en el vespertino Ultima Hora en el año de 1972; laboró como director de El Sol; fue fundador y director de El Nuevo Diario; articulista y analista político en la revista Rumbo, así como lo es en el presente en el diario Hoy. Ha sido profesor de Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo desde 1974 y en 1999 fue condecorado por el Gobierno nacional con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, en el Grado de Caballero, por sus treinta años en el ejercicio del periodismo.

En las Ciencias Sociales y Jurídicas, particularmente en el ámbito del Derecho, que ha alcanzado un auge inusitado a partir de la promulgación de la reforma constitucional de 2010, con nuevos institutos y consagración de novedosos derechos ciudadanos, quien les habla ha sido el seleccionado.

En nombre del Instituto de Oncología, de Iván García Guerra, de Juan Bolívar Díaz y en el mío propio, nuestro profundo agradecimiento a la Fundación Corripio por habernos escogido como acreedores de sus preseas para este año de 2013; gratitud que extendemos a los miembros de los jurados, que nos han dispensado este honor, al inclinarse por nuestros nombres en esa difícil tarea que les correspondió cumplir de optar por uno entre un nutrido número de postulantes. Mención especial para don José Luis Corripio –nuestro querido Pepín-, que une a su ingente labor empresarial un esfuerzo sostenido para coadyuvar en las más variadas manifestaciones de la problemática social de la República Dominicana.

Las personas físicas que han sido reconocidas en esta noche pertenecen, años más, años menos, a una generación que irrumpió en la vida nacional con los estertores de la tiranía y los difíciles pujos de la democracia. Ella luchó denodadamente por la libertad, en todos sus órdenes, de expresión, de pensamiento, de tránsito, de organización, y en esa contienda sufrió persecución, cárcel y hasta pérdida de la vida, pero finalmente logró y pudo ver y disfrutar que atrás había quedado la época de la conculcación de los derechos individuales; hombres y mujeres de esa progenie no han cejado en sus empeños juveniles de soñar y reclamar una democracia con justicia social; y en estos nuevos tiempos de la tecnología y la globalización, cuando se proyecta un nuevo lenguaje y se reclaman derechos de ciudadanía, ahí están ellos, sus cabezas ya encanecidas, con el mismo ardor y entrega al servicio de su pueblo.

Más de cincuenta años han transcurrido en ese trajinar, y no hay dudas de que el país ha ido, paso a paso, consolidando su democracia, desarrollándose, expandiendo su economía, insertándose en el concierto del sistema internacional; por eso estimo, que estos Premios de la Fundación Corripio son un reconocimiento a esa generación de los años 60 que dio lo mejor de sí por el presente y el futuro de una República Dominicana mucho mejor que la que nos tocó vivir cuando iniciamos muestra vida pública.

Sin menoscabo alguno a los méritos y éxitos de mis compañeros, y de los del Instituto de Oncología, cuya impresionante obra de carácter social y cultural les ha valido el homenaje y honra de la Fundación Corripio, bien se merece que estos laureles recaigan también sobre la generación que fue forjada en una época convulsa que le enseñó el camino del servicio y la solidaridad.

José Alcántara Almánzar.

Un premio es siempre algo más que un reconocimiento a la excelencia, el talento bien empleado y los logros que confieren a una persona un sitial en su medio. Un premio, entre otras cosas, es un tributo a la probidad ética de quien ejerce su oficio o su arte a lo largo de una vida.

Esta solemne ceremonia de entrega de los Premios Corripio 2013, nos ofrece la oportunidad de reconocer las valiosas contribuciones de una institución y tres personalidades que han consagrado gran parte de sus respectivas trayectorias a ejercer su vocación con generosa entrega.

Los Premios Corripio fueron instituidos en el año 2007 por don José Luis Corripio Estrada, presidente de la Fundación Corripio Incorporada. Quiere decir que arribamos felizmente a la séptima versión de los mismos, con el propósito de continuar reconociendo los altos méritos de profesionales y entidades en las ramas de las Ciencias Sociales y Jurídicas, las Ciencias Naturales y de la Salud, el Arte y las Comunicaciones.

El mecenazgo de la familia Corripio se lleva a cabo cada año en la Fundación Corripio, un espacio de cordialidad y respeto donde honorables jurados se dan cita para tomar decisiones y emitir sus veredictos con absoluta independencia de criterio y libertad de acción. Muchísimas gracias por su inestimable apoyo a los que han participado este año como Jurados de Preselección y Jurados de Premiación, los abogados Arita Bergés Dreyfous y Carlos Hernández Contreras, los médicos oncólogos Catalina González Pons y Francisco García, la crítica Carmen Heredia de Guerrero y la directora teatral Germana Quintana, los periodistas Bienvenido Álvarez Vega y Guarionex Rosa, así como el doctor Jorge Tena Reyes, nuestro asesor fundador, y quien les habla.

La historia de estos premios es una prueba de fe en las capacidades y virtudes del pueblo dominicano. Todo comenzó hace ya muchos años con el establecimiento del Premio Nacional de Literatura, bajo la inspiración de ese patriarca que fue don Manuel Corripio García, a quien deseo recordar esta noche, por ser impulsor primigenio de estos galardones, y por sus invaluables realizaciones durante su dilatada existencia.

Don Manuel era un hombre menudo, sencillo, austero, que junto a su hermano Ramón llegó al país siendo un niño a principios del siglo pasado. Ya adulto marchó a España para contraer matrimonio con doña Sara, su compañera de toda la vida y aliento espiritual y familiar hasta que la muerte los separó. Don Manuel ejercía una autoridad sin estridencias, gracias sobre todo a su discreción personal, al infatigable trabajo hasta el final de sus días, y a una sabiduría natural y práctica, ésa que se encuentra no tanto en los libros como en las aguas del río de Heráclito “a veces mansas, otras veces turbulentas, pero siempre cambiantes, siempre nuevas”, en las que él supo abrevar y aprender, dejando a su paso una estela de cariño entrañable, y un hijo, Pepín, que ha seguido sus pasos y fundado, más que un emporio diverso y pujante, una familia que intenta cada día -como él mismo no se cansa de repetir- de «devolver al país parte de lo mucho que ha recibido».

«Honrar honra», dice la conocida expresión que me parece tan justa para referirme a los ganadores de los Premios Corripio 2013. Por eso, deseamos congratular de todo corazón a los galardonados esta noche, porque ellos representan una muestra de la mejor calidad humana de nuestro país, en una etapa absurda en que parecería que estamos a punto de sucumbir bajo el peso de aprensiones colectivas provocadas por la inseguridad general, los desmanes perpetrados impunemente por «malos dominicanos», para usar las palabras de Juan Pablo Duarte, y en fin, el miedo a lo peor.

Rafael Alburquerque de Castro, Iván García Guerra y Juan Bolívar Díaz Santana pertenecen a esa estirpe de ciudadanos íntegros tipificada con frases inmejorables por Mario Vargas Llosa durante el lanzamiento de su última novela, «El héroe discreto»:

«La gente decente -dijo entonces Vargas Llosa- es la reserva moral para el futuro de un país y cuando un país pierde esa reserva moral entra en bancarrota aunque las cifras económicas digan que progresa.»

Señoras y señores, amigos todos:

Los invito a compartir el genuino regocijo que sentimos al entregar los Premios Corripio 2013 a quienes han resultado triunfadores y para quienes pido un vigoroso aplauso.

Muchas gracias.

 

 

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