¿Honesto fracasado o corrupto exitoso?

¿Honesto fracasado o corrupto exitoso?

“Un pesimista es un optimista bien informado”.

José Saramago.

En un tiempo no muy lejano, accediendo a una gentil invitación que me hiciera el Dr. Rafael Molina  Morillo a comparecer a un programa que conducía  a través de  una emisora de radio, externé  mi convicción en el sentido de que en lo personal para tener garantizado el  fracaso en la República Dominicana, bastaría con ser honesto, responsable y no sustraer lo que no le corresponde. 

¿Honesto fracasado o corrupto exitoso? Ciertamente la interrogante da serios motivos para pensar la respuesta. “La debacle” estaba en ciernes. Debo confesar con mucho pesar que al momento de escribir este artículo prohijado por el precedente gobierno, el desorden que acogota la realidad nacional patrocinada por las más altas instancias públicas ya ha sentado reales. Llegó para quedarse.

Veamos el escenario. Liderazgo político no confiable; ausencia de parámetro ético-moral; ejercicio profesional con doble moral; riqueza habida de la noche a la mañana; drogas y narcotráfico a la orden del día; inseguridad y delincuencia social inmanejable; inimaginable y mucho menos explicable un vergonzoso déficit fiscal  ascendente  a la astronómica cifra de RD$187 mil millones.

En  ese difuso contexto, me  pregunté interiormente, no sin   preocupación, a qué modelo de ciudadano aspiramos: ¿honesto fracasado o corrupto exitoso? la respuesta es obvia, pues la impronta de corrupto, aunque lleve aparejado el éxito, no constituye una condición  halagüeña.

Se hace imperativo rectificar el rumbo del Estado de la descomposición  social y la depredación económica del erario público a que fue inducida la sociedad dominicana por los anteriores manejadores de la cosa pública. El ejemplo palpable de que se tiene la voluntad política de enmendar entuertos sería que el actual presidente Lic. Danilo Medina Sánchez, sea quien fuere y caiga quien caiga, comience  por el sometimiento ante los tribunales de la República de  aquellos que, aún fuere por el rumor público, independientemente de las funciones que ocupen o hayan ocupado en el gobierno anterior y  se compruebe que han incurrido en desfalco, estafa u otros delitos en perjuicio del Estado Dominicano, les sean aplicadas las condignas sanciones  penales y civiles que correspondan sobre los funcionarios que delinquen y las fortunas mal habidas que han acumulado prevaliéndose de las funciones  públicas con las que fueron honrados.    

Publicaciones Relacionadas

Más leídas