PARÍS. El gobierno francés prohibió este martes un espectáculo del humorista Dieudonné, condenado varias veces por antisemitismo, dos días antes del inicio de su gira por Francia, donde la extrema derecha sigue ganando terreno.
El prefecto del departamento de Loire-Atlantique, Christian de Lavernée, firmó este martes el decreto de prohibición del previsto para el jueves en Nantes, anunció la prefectura en un comunicado.
Los alcaldes de Tours y Burdeos, otras dos ciudades del oeste de Francia, también adoptaron medidas para impedir los espectáculos del controvertido Dieudonné M’bala M’bala, que no deja títere con cabeza en sus «stand up», que ya vieron miles de sus simpatizantes en un pequeño teatro de París.
El presidente francés François Hollande, su primer ministro Jean-Marc Ayrault y el ministro del Interior Manuel Valls declararon la guerra al humorista de 47 años por considerar que atenta contra la dignidad de las personas.
En sus espectáculos, con el humor agresivo que gusta al público francés, el showman mulato de padre africano y madre bretona se burla de los judíos y el Holocausto, vitupera contra Estados Unidos o contra «el sistema», los chinos o las mujeres.
La popularidad de Dieudonné se convirtió en dolor de cabeza para Hollande y sus ministros, que caminan sobre huevos para evitar ser acusados de atentar contra la libertad de expresión. Buscaron acorralarlo poniéndole multas y penalizaciones fiscales, que el humorista evita invocando ser insolvente e inscribiendo los espectáculos a nombre de su compañera o de su madre.
El cómico inventó además un gesto en el que se reconocen sus simpatizantes: la «quenelle» (una albóndiga francesa hecha con pescado), una suerte de corte de manga con un brazo extendido hacia abajo y el otro cruzado a la altura del hombro.
Cientos de simpatizantes de Dieudonné –y clientes potenciales de sus videos, camisetas y otros productos en venta– publicaron fotos en internet y sus redes sociales haciendo una «quenelle»: hay grupos de bomberos, militares o ciudadanos anónimos.
El jugador de fútbol Nicolas Anelka amplió la polémica al celebrar recientemente un gol en Inglaterra con una «quenelle», antes de aclarar que para él se trataba de un gesto «antisistema» y no antisemita. Según Manuel Valls, los espectáculos de Dieudonné «no tienen nada que ver con la creación artística» sino que se trata de «reuniones políticas en las que Dieudonné vuelca su odio».
Hollande recomendó a los prefectos ser «vigilantes e inflexibles», aunque algunos adversarios del humorista deploran que cuanto más se lo censura o pone en posición de víctima, más adpetos gana.
El exministro del Interior Brice Hortefeux (UMP, derecha) acusó incluso al gobierno socialista de instrumentar el escándalo como pantalla para ocultar el desempleo o las dificultades económicas que padecen los franceses sin vislumbrar una salida de crisis en el horizonte.
Mientras se desarrolla la polémica, el partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) –cuya presidente Marine Le Pen condenó los excesos de Dieudonné–, sigue subiendo en las encuestas de opinión. Según una consulta reciente de Ipsos, un 34% de los franceses anticipan que el partido de extrema derecha se fortalecerá en las elecciones municipales de marzo próximo.