John Kerry

John Kerry

UBI RIVAS
John Kerry, candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata, deberá ganar las elecciones que se realizarán hoy, dos de noviembre, con un margen de 52×46 al reeleccionista presidente George Bush jr.

La última encuesta servida por Gallup al diario USA Today y CNN, publicada el 26 de octubre, revela que de quienes ejercieron el voto en las elecciones de 2000 que llevaron a Bush jr. al «triunfo» por 531 dudosos votos, el 50% apoyará al gobernante nueva vez, contra un 46% a Kerry.

Empero, acota que de los nuevos votantes, un 9% votará por Kerry contra un 40% por Bosh jr.

El presidente Bush jr. se ha empecinado en esparcir y profundizar el pavor en su sociedad, insistiendo en la posibilidad de un nuevo acto terrorista por parte de Osama Bin Laden como el de las torres gemelas de Manhattan y el Pentágono de Washington D.C., sin percatarse el daño colosal que infringe a su sociedad por provocarle el síndrome catastrófico de la esquizofrenia.

La prueba es que en los últimos meses, ha aumentado a niveles alarmantes el consumo de ansiolitocos y antidepresivos en la sociedad norteamericana, consecuencia del terror difuso que ha esparcido el presidente Bush jr. como una advertencia inútil, por demás, falsas, a sus paisanos, de que él, solamente, podría garantizarle evitar que otros actos terroristas ocurran, cuando fue incapaz de evitar el primero, no obstante los informes de los servicios de inteligencia de que podría producirse.

Otro temor difuso de proporciones apreciables consiste en la sospecha legítima del ciudadano norteamericano en el sentido de que el montaje de un fraude repetido en las elecciones, parecido a la anterior de 2000, consiga variar la voluntad fidedigna del elector.

Ese difuso temor es perceptible y razonable de sentirlo por la inasistente campaña de miedo que ha esparcido Bush jr., apertrechándose en ese escenario vil, para hacer contrapeso a sus gravísimas fallas en obtener la recuperación económica norteamericana, que no consigue retornar al calentamiento de una década de la Era Clinton, y donde las tasas de interés de la Reserva Federal (Banco Central), no obstante situarse en 1.5%.

La falla de Bush jr. en nunca haber podido demostrar la conexión del ex presidente Saddan Hussein, a quien derrocó en una invasión que no dispuso ni del aval de las Naciones Unidas ni de la Unión Europea, con Bin Laden, así como tampoco identificar las armas de destrucción masiva que disponía el derrocado tirano iraquí, motivo fundamental para intentar justificar la agresión a un país que es incapaz de agredir a Estados Unidos ni tecnológicamente ni militar.

Esos desmentidos en referencia a esas inventadas armas que acusó Bush jr. a Saddan de poseer, se encargaron de hacerla tanto Paul Bremer, administrador civil de Iraq hasta el 28 de junio último, como Donald Rumsfeld, titular del Pentágono.

La desaparición de 342 toneladas de explosivos en Bagdad, denunciados a la prensa mundial el 25 de octubre último, robados sin vigilancia, lo que agrava la situación, es un filete mignón para los demócratas pulverizar a su contendor en los comicios de hoy.

La publicación de los documentos relacionados con la torturas del presidido iraquí de Abu Ghraib, como en Afganistán, efectuados el 23 de octubre último, eliminan del todo el rol de defensor de los derechos humanos y realizar inclusive arqueos y evaluaciones a los gobiernos de otros países, a Estados Unidos, que en lo sucesivo tienen que crear otro método de chantaje para colocar en fila india, la complacencia automática a los gobiernos planetarios.

Como si fuese poco el paquete de argumentos en su contra y en favor de los demócratas, Kerry aún no ha profundizado las fallas de Bush jr., concernientes en los motivos reales que impulsaron a su contrincante electoral para invadir a Iraq, relacionado con la vinculación de la familia Bush al petróleo, y la causa de que hoy se coloque por encima de los US$55 el barril, cuando ejerciendo una facultad presidencial, bien pudo disponer el uso de las reservas de crudos para reducir su precio especulativo en los mercados spot.

Además, la vinculación del vicepresidente Dick Cheney con la constructora californiana Halliburton, y los contratos gruesos que he recibido para la reconstrucción de Iraq, una flagrante inmoralidad.

Kerry tiene todos los argumentos poderosos y convincentes para anular la pretensión reeleccionista de su contendor electoral hoy, argumentos que también son carne de convicción en sus conciudadanos, que han advertido que la continuación de Bush jr. en el poder es la continuación de los graves percances que ha padecido la sociedad norteamericana durante su nefasta administración.

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