Libertad de expresión

Libertad de expresión

La solidez de la libertad de expresión y difusión del pensamiento en la República Dominicana ha sido una de las conquistas más preciadas y difíciles para un país que vivió casi medio siglo bajo regímenes de intolerancia extrema. Desde la tiranía de Rafael Trujillo, el golpe de Estado contra el primer ensayo democrático que encabezara Juan Bosch hasta varios de los períodos de mando de Joaquín Balaguer, el país debió luchar   para conquistar esta libertad.

Sin embargo, como bien consigna el informe rendido por el periodista Manuel Quiroz, vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, durante la sesión celebrada en Aruba, a pesar de la libertad conquistada hay vigilancia ante amagos de modificar la Ley de Libre Acceso a la Información Pública y otras partes fundamentales de esta libertad.

Ahora los riesgos de algún repunte de la  intolerancia se cobijan en actitudes de individuos y grupos cuyas acciones o intereses, políticos, comerciales o de cualquier otra índole, son incompatibles con la transparencia. Cada uno cabildea y acciona para tratar de mermar la libertad de expresión, el derecho de acceso a la información y otras formas de transparencia. De ahí que la vigilancia para salvaguardar de estos peligros la libertad conquistada tiene que ser una tarea constante.

Vulnerabilidad muy peligrosa

Un problema eléctrico, que quizás pudo haber sido previsto con una supervisión sistemática, dejó sin energía áreas muy sensibles del Aeropuerto  Las  Américas. El equipo auxiliar de generación no funcionó como debía y el resultado fue el entorpecimiento de las labores durante varias horas, afectando horarios de vuelo. El percance afectó principalmente la terminal sur, que quedó inhabilitada. Momentáneamente el caos se apoderó de todo.

Con esta ocurrencia se ha puesto de manifiesto una vulnerabilidad que no debería afectar a un aeropuerto de la categoría del de Las Américas. Parecería que no funciona adecuadamente la supervisión de los sistemas eléctricos de alta tensión, donde “estallaron” unos cables soterrados, y mucho menos el sistema de emergencia, que debió entrar en servicio de inmediato. Ahora podrán sobrar las explicaciones, pero lo cierto es que, tratándose de aeropuertos, este tipo de vulnerabilidad es muy peligroso.

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