Licencia

Licencia

La obtención de licencia para conducir vehículos de motor no debería convertirse en un procedimiento más riguroso y costoso de lo que es actualmente y si algo debe revisarse son los procedimientos que debe agotar una persona para obtenerla.

En las circunstancias actuales, los trámites técnicos comienzan por un examen teórico y un plazo que injustificadamente es muy largo para optar por el examen práctico y luego la expedición de la licencia.

Los procedimientos deberían facilitar que una persona que haya superado la prueba teórica pueda solicitar inmediatamente un examen práctico de conducción que le permita acortar el tiempo para obtener la licencia.

El plazo entre la prueba teórica y el examen práctico de conducción es injustificadamente largo, sobre todo en el caso de que la persona que ha superado la prueba teórica se siente en condiciones de “pasar” la prueba de manejo.

Sin duda  ese es uno de los rigores que debería ser revisado.

  Juzgamos que hay en las autoridades un interés constructivo al plantear modificaciones en los requisitos para la obtención de licencia, pero entendemos que la solución no debe consistir únicamente en endurecer los rigores, sino también en hacerlos más expeditos y viables.

Revista

De cuando en vez se desarrollan aquí “operativos” para exigir que los propietarios o conductores de vehículos estén al día en la “revista”, que en las circunstancias actuales no es más que otro impuesto de los tantos que existen en el país.

 Lo curioso es que en ninguno de esos zafarranchos hay técnicos que se encarguen de revisar las condiciones de funcionamiento del vehículo que carezca del marbete actualizado de la “revista”.

En principio, este requisito que  solo genera ingresos al fisco al costo de fastidiar al conductor,  era una certificación que se otorgaba previa revisión técnica de las condiciones de funcionamiento y seguridad de los vehículos de motor. Era un visto bueno al derecho de circulación.

Sin embargo, las autoridades han relajado esta necesaria revisión y ya solo importa recaudar lo que cuesta el marbete, sin tomar en cuenta luces, neumáticos, frenos, condiciones del motor y otras cuestiones importantes para la seguridad en las vías que han pasado a ser “pura basura”.

 En este país no hay rigores para discriminar los vehículos en función de sus condiciones de funcionamiento. Usted le puede sacar placa y “revista” a cualquier chatarra y salir a circular por ahí seguro de que ninguna autoridad se lo impedirá.

 Da risa que esté prohibido importar vehículos usados de más de cinco años, que sin duda es una buena medida, y que no se impida la circulación de cacharros que son un verdadero peligro público.

Nadie se mete con los neumáticos usados que se importan libremente después de ser descartados en otros países por razones de seguridad y que son los que mayormente usan miles de vehículos de motor en nuestro país.

Lo peor del caso es que las máquinas en peores condiciones son las de transporte de carga y pasajeros.

Ya que estamos hablando de cuestiones de tránsito, conviene echarle una mirada a la “revista” y ver qué cosa útil se puede hacer con la misma, que no sea un simple fastidio fiscal. Hay que devolverle el rigor técnico que tenía y que era realmente útil.

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