Corría el año 1990 cuando fui testigo de la discusión que sostuvieron dos amigos míos que habían sido novios en la década del sesenta.
El pugilato verbal se produjo a la salida de una sala de cine a la que habíamos asistido.
-¡Qué bueno encontrarme con dos personas que dejaron chiquitos a Romeo y Julieta!-exclamé al verlos.
-Pensé que habías dejado tu sentimentalismo barato – dijo ella, apretando mi mano derecha con la suya, amplia y sudorosa.
Él se acercó a nosotros con ceñuda expresión, aplicándome una palmada en la espalda, mientras negaba el saludo a la dama.
-Esta señora es la mujer más materialista y menos espiritual que haya parido madre alguna-afirmó, señalándola con un gesto de su boca torcida.
-Lo que pasa es que nunca has tenido las canillas en la tierra, y por eso no has llegado lejos en la vida- aseguró mi amiga, mirando a su antiguo derriengue con hosquedad.
-Y tú eres tan poca cosa que llevas cuatro divorcios, porque los hombres que mudaste se hartaron de tus cuernos, chivirica del diablo- respondió su interlocutor.
-La cuernera es tu madre, y por eso no te pareces a tu supuesto papá, que es alto y tú bajito- fue la réplica de la fémina.
-Mamá lleva más de cincuenta años de matrimonio, y a la tuya tu papá la botó, y después de eso cambia de macho como de pantis- afirmó un hombre que en materia de suciedad lingual no tenía nada que envidiarle.
Para poner fin al intercambio de insultos, me marché con mi amiga, quien se volvió mientras poníamos distancia de mi enllave, para vocearle: adiós, hombrecito flojón y mala vaina.
Después de añales sin ver a ninguno de los dos, me topé en una plaza comercial con mi pana, quien al preguntarle por su viejo amor, le quitó el seguro a su pistola verbal.
-Esa loca anda Biblia en mano, predicando, hablando dizque de su vida sin mancha; convenientemente olvidó que el mismo día que rompió nuestro noviazgo, se fue a beber y a bailar con un amigo, amaneciendo con él en un motel. El tipo se casó con ella obligado meses después, porque le pegó una barriga, y por ahí anda su cuatromesino hecho un hombrazo. Lo que tiene esa de cristiana, lo tengo yo de astronauta.
El resentido no me siguió en mi ataque de risa.