María Trinidad Sánchez, la «madre espiritual» de las sufragistas dominicanas

María Trinidad Sánchez, la «madre espiritual» de las sufragistas dominicanas

Existió algún vínculo entre las «comunicadas» y las «sufragistas de vanguardia»? ¿Cómo la lucha por dotar a la Nación de libertad incide en la gran contienda del siglo XX que libraron las dominicanas: la de obtener su ciudadanía? ¿De qué manera las agencias independentistas fueron narradas para la «nueva mujer» emancipada hace casi un siglo?

En los registros de las «sufragistas de vanguardia», especialmente los reconstruidos de la revista Fémina, se recopilan los activismos de más de 300 mujeres (diosas, monjas, reinas, amas de casa, maestras normales, periodistas, médicas, abogadas, activistas, sufragistas) cuyas experiencias y saberes guiaron la ardua labor de autoconstruirse como sujetos políticos, aun estando vedado por la Constitución, las leyes y el Código Civil. Estos escritos, también, derriban la «metáfora del silencio» a través de más de 176 agencias que demuestran la presencia y los aportes de las mujeres, pese a los intentos por invisibilizarlas.

Es precisamente en estas referencialidades que se demuestra que las «constructoras de la ciudadanía» guiaron sus vindicaciones a partir de la labor de «las comunicadas», al punto que entre todas las féminas narradas -para que, como verse en un espejo del pasado las mujeres conocieran su historia- es la mártir de la independencia, María Trinidad Sánchez, la que valoraron como la «madre espiritual» de ellas y articulaban acciones a fin de que la soberanía restaurada las incluyera como ciudadanas. Es la mujer con más menciones en el ejercicio argumentativo que realizaron mediante el periodismo.

Pero, además, por este referente que resimbolizaron, se unieron en acciones como la que inició -corría 1926-, la sufragista María de los Santos Ozuna, quien convoca a todas las mujeres para erigir una estatua en honor a la mártir independentista, cuyos méritos, según escribe, aun no habían sido justamente reconocidos. Es por eso que un año después, cuando continuaban las estrategias de obtener los fondos necesarios para el busto, que la periodista Consuelo Montalvo de Frías formula un plan de Gobierno que promovería la virtud de la caridad, teniendo como impulso la heroicidad de quien confeccionó la bandera junto a Concepción Bona.

Sobre la «heroica Trinidad» también escriben los hombres sufragistas, resaltando Amiama Gómez y Martínez Conde, para quienes ella representa el sacrificio con que las mujeres asumen la patria que renace tras la intervención estadounidense (1916-1924), y la hermana mayor a quien debían la obtención del voto.

Ellas también mostraron las vidas y obras de «las comunicadas» que, hoy por hoy, contribuyen para que el pueblo dominicano conozca a profundidad el pensamiento del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte y Díez, como Rosa Duarte, y quienes tomaron armas y cargaron de pólvora los fusiles (Micaela de Rivera y su hija Froilana; María Baltasara de los Reyes; Ana Valverde, Filomena Gómez de Cova, Rosa Montás de Duvergé, Floriana Febles y Rosa Bastardo de Guillermo; María de Jesús Pina y María De Las Angustias Villa), para agradecerles por entregar hasta sus vidas. Pero sin dudas, como todo feminismo que busca sus orígenes, es la figura de María Trinidad Sánchez la venerada, puesto que asumió con pacífica heroicidad su papel en la historia, a sabiendas que quizás no sería recordada, y este era uno de los valores promovidos por el sufragismo trasnacional.

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