Principios

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Bajo el cristal que protegía el escritorio Iván Castellanos Díaz copió esta frase atribuida a un sabio chino de la antigüedad:

“Cuando el juez va en coche, el maestro a caballo y el policía a pie, la nación está bien gobernada”.

Mélida Fernández mandó a cortar una naranja agria de su patio, la alzó ante los niños y enseñó: la Tierra es como esta naranja achatada en los polos y ensanchada en el Ecuador.

Un maestro es aquella persona que deja huellas en quienes han tenido el privilegio de recibir de ellos el conocimiento que va más allá de lo que está escrito en los libros de texto.

Para este Día del Maestro recuerdo el buen ejemplo de Raúl Peguero Guerrero (Hermano Antonio), de Manuel de Jesús (Manolín) Javier García, de Ana Fernández, quien me enseñó con su imprudencia lo que no se debía decir en un momento de cólera; Rosita Porrata, Julio Sergio Zorrilla Dalmasí, Roberto Arturo Duvergé Mejía, Arcadio Encarnación Cáceres, Pedro Afortunado Vargas, Marino Cuello, Virgilio Peláez, Nidia Castellón Lembert, Soledad Díaz, Ercira Féliz, Ana Armida Ledesma de Vásquez, Hilda Padilla Ducós, Flor Mota de Mena, Chelo de León, Carlos Lassis, Osvaldo González, Julio Porfirio Gautreau de la Cruz , Freddy Gatón Arce, Rafael Molina Morillo, Ramón Lugo Lovatón, Carlos Curiel, Francisco Álvarez Castellanos, Marcio Veloz Maggiolo, Julio César Castaños Espaillat, Eduardo Read Barreras, Hipólito Herrera Billini, Damián Baéz Blyden, Orestes García, José Ramón Grau, Juan Bosch, todos me sembraron conocimientos y sabiduría con sus lecciones.

Por supuesto, los referentes éticos fundamentales vienen de las enseñanzas de Nieves Piñeyro de Gautreaux y de Julio Gautreaux, quienes me enseñaron que el principal valor es la honradez y actuar conforme a la gran lección de Jesús en su segundo mandamiento: ama a tu prójimo como a ti.

La situación nacional es de un deterioro tal que hay que acudir al pasado, al pensamiento, ejemplos y acciones de los antepasados decentes, aquellos que comprometían tu palabra con un pelo del bigote, para empezar a enderezar el país hacia el rescate de los valores fundamentales, hacia la búsqueda de la felicidad sin privilegios, de la igualdad de oportunidades y de instituciones que funcionen dentro de la Constitución y las leyes.

Por ello, convengo con Hipólito cuando dijo en el discurso de anuncio de la búsqueda de la candidatura que no debemos permitir que continúe un panorama en el cual: “instituciones claves para el buen funcionamiento del sistema democrático, como son el Poder Judicial, el Poder Legislativo y los partidos políticos entre otros, están siendo cuestionadas por la sociedad por el incumplimiento de sus obligaciones fundamentales”.

Eso tiene que cambiar y para eso viene Hipólito.

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