UBI RIVAS
El día once del presente mes de febrero, el doctor Fernando Hernado, presidente de la Sociedad de Neumología del Norte, aseguró que la marea del vertedero de Rafey, ha desatado una epidemia de enfermedades de vías respiratorias recibiendo cientos de pacientes diarios. Es el lid de la noticia servida ese día en primera página por el vetusto La Información, en alusión y clamor de los estragos en miles de santiaguenses que ocasiona el vertedero enclavado en la segunda ciudad en importancia del país en todos los ordenes, desde siempre.
Ese mismo día, en su segunda página, Diario Libre consigna la especie de que el al parecer indorretable síndico santiaguense José Enrique Sued Sem, admitía por enésima vez su imposibilidad de lidiar con Rafey para convertirlo, como ha debido ser desde hace mucho tiempo, en un relleno sanitario.
José Enrique inclusive ofreció inhibirse de aspirar a la reelección de su poltrona en la cual nadie logra vencerle, a cambio de obtener del gobierno que preside el doctor Leonel Fernández, los recursos condignos para ejecutar el relleno el sanitario que claman 700 mil dominicanos, que es la demografía del Primer Santiago de América.
¿Ay, como cambian los tiempos a los hombres y la geografía porque cuando salí de mi lar natal en 1962 a estudiar leyes, mi patria chica apenas si contaba con 80 mil individuos, la misma cantidad que hoy labora en sus zonas francas!
Rafey no solamente es un imperativo que amerita su solución ipso facto, sino también un reto, otro más, que enfrenta el presidente Fernández.
El presidente Fernández bien pudiera compartir con el sector privado la ejecución del relleno sanitario de Rafey en partidas idénticas entre éste y el gobierno, y los empresarios santiaguenses, que son muy osados, muy de vanguardia, que columbran como ningún otro sector parigual suyo el futuro, animarse a realizar en joint venture con el Estado, el relleno de Rafey.
Esos mismos empresarios santiaguenses que en su momento histórico fundaron la Asociación para el Desarrollo de Santiago, el Instituto Superior de Agricultura (ISA) en La Herradura y la PUCMM, tres hitos históricos señeros que reputan el vanguardismo de la claque oligárquica santiaguense que idéntico al filo de la Restauración en que arrebataron al Este la conducción económica del país de la hatera a la tabaquera, también hizo lo propio construyendo un aeropuerto con recursos de su claque. ¿O no fue así?.
Esa claque que ahora también aspira a convertir a la Ciudad Corazón ó del Yaque Dormilón, que ahora es una cloaca letal y nauseabunda, en un polo turístico, claro está, saneando las aguas moribundas del otrora Nilo dominicano; remozando el Monumento a los Héroes de la Restauración (originalmente a la Paz de Trujillo); finalizar el detenido Hotel Gran Cibao que ejecuta un santiaguense aplastando oriundo de Jarabacoa en la figura de Huáscar Rodríguez, acicalando el entorno histórico en las adyacencia del parque Duarte, el parque de mi adolescencia inolvidable y bellísima, por su época sin reprisse.
Ahora precisamente que se insiste en construir un metro en la capital a un costo de RD$10 mil mm é inclusive se avanza que se incursionará por su préstamo en el Congreso, es inadmisible que el presidente Fernández no asigne $50 mm para la contrapartida del relleno sanitario de Rafey y que los empresarios santiaguenses aporten el resto.
Es cuanto por ahora, pero dijo Buck Canel, no se vayan, que esto, se pone bueno.