Recapitalización al Banco Central con bonos

Recapitalización al Banco Central con bonos

POR ARTURO MARTÍNEZ M.
Antes de discutir el plan de los bonos, el que fue introducido por las autoridades monetarias, son necesarias algunas puntualizaciones. El Estado Dominicano es el dueño único del Banco Central, para su creación en su momento y en su nombre el gobierno hizo el aporte de capital requerido, y en esa virtud le corresponde re-capitalizarlo con dinero fresco con cargo a los ingresos mensuales del presupuesto ó transfiriendo desembolsos de préstamos locales ó internacionales. Actualmente tiene un capital real negativo por pérdidas acumuladas, es muy importante la insolvencia que se advierte cuando a la suma del Fondo de Recursos Propios, como la Ley Monetaria y Financiera llama al capital, más las reservas acumuladas, se descuenta el balance de las pérdidas acumuladas, situación que debió corregirse ó su solución iniciarse desde el momento mismo en que se inició el actual gobierno en agosto del 2004.

Ahora se plantea emitir bonos para capitarlo, pero en la práctica se trata del traspaso al gobierno de la deuda de US$5 mil millones que tiene el Banco Central y que genera el déficit, que si fuera real y factible no estaría mal,  pero el asunto plantéa una incógnita que debe ser despejada previamente, saber si el inversionista en certificado del Banco Central al final cambiarán de instrumento, porque no serán los “arabes” del PLD y del Presidente Fernández (así se dijo al inicio del gobierno) con capital los que adquirirán los bonos. Se arriesgan con los bonos y dejan de lado la solución directa, a mi juicio la realista, la factible, que no es otra que el envío de recursos frescos al Banco Central con cargo al presupuesto de la Nación, pero para ello sería necesario un estricto programa de austeridad en el gasto gubernamental, combinado con otra reforma tributaria que genere nuevos ingresos exclusivamente para esos fines.

Para el gobierno el problema del Banco Central es secundario, lo demuestra el aumento del gasto corriente de RD$80 mil millones en 2004 a RD$131 mil millones en el 2006 en lugar de ahorrar para enviarlo a la entidad, y mientras tanto las autoridades monetarias han preferido hacerle el juego con una solución que no es solución, pero además politizan el tema cuando clasifican las pérdidas acumuladas según períodos, y lo hacen con la clara intención de hacer creer que una parte es buena, el menor porcentaje, y el resto es mala, más del ochenta porciento, y que la buena corresponde al PLD y al Dr. Leonel Fernández y la mala al PRD y al Ing. Hipólito Mejía. Para no dejar duda de la intención política, refieren que en la primera se incluyen los subsidios a operaciones de Indotec, Proagro, el salvamento al Bancomercio, los subsidios a  FIDE e INFRATUR, el pago de la deuda de la banca privada en 1984, los redescuentos a los gobiernos para financiar gastos corrientes y para el pago de deudas extranjeras, y en la segunda las pérdidas como consecuencia de los salvamentos bancarios del 2003, puntualizándose que fueron registradas en los libros contables en los años 2003, 2004, 2005, y que al final del 2006 también habrá registro. No la están politizado? Claro que si, y eso es malo, muy malo, porque nada se consigue.

Diría un chusco, sólo que incurren en un pequeño error ó en una pequeña omisión que implica cientos ó quizás miles de millones de pesos. Conscientemente dejaron fuera las pérdidas del Banco Central con motivo de la intervención cambiaria desde agosto del 2004 hasta septiembre del 2006. La deuda acumulada en ese período de RD$76 mil millones, se podría decir que un alto porcentaje de ella corresponde a la innecesaria acumulación de reservas internacionales sólo con el interés de mantener el peso sobrevaluado. El subsidio cambiario a los usuarios de las divisas, que forma parte del déficit cuasi fiscal, es una pérdida que corresponde enteramente al gobierno del PLD y al Presidente Fernández. Un “olvido” que nada tiene de inocente. 

Acepto que la comparación, quizás por extrema, no es la mejor, sin embargo, podría establecerse una analogía con la esclavitud, así como no existió una esclavitud buena ni una esclavitud mala, sino un oprobioso régimen de esclavitud con todas sus consecuencias sociales, en cuanto a las finanzas del Banco Central tampoco debería hablarse de pérdidas acumuladas buenas ni de pérdidas acumuladas malas, sino simplemente de pérdidas acumuladas que deben ser cubiertas por el gobierno. Lo sabio, lo aconsejable, es dejar a la historia y a los historiadores económicos la ponderación de las circunstancias que motivaron los deficits, en la seguridad de que la acumulación de deudas del gobierno del PLD y el Presidente Fernández, se tratará como uno de los grandes errores.

Así como los problemas económicos en general tienen mútiples soluciones, la del déficit cuasi fiscal tiene diferentes enfoques, por lo que la responsabilidad de las autoridades monetarias es demostrar que con su plan están minimizando el costo social de corto y largo plazo, sin plantear nubes oscuras en el cielo, es decir, sin calificar de creador de desasosiego a todo el que discrepe. Si los aportes gratuitos de profesionales independientes levantan nervios entre las autoridades, es porque no están muy convencidas de la factibilidad de su idea (aúnque públicamente digan lo contrario), de que minimizan los costos sociales a que me referí, eso está claro.

Además de la incertidumbre que mantiene por largo tiempo, la propuesta de los bonos tiene inconsistencias y contradicciones. Las autoridades monetarias plantean que el gobierno cubrirá las pérdidas con la emisión y colocación en el público en general de bonos, vales, letras ó como finalmente se le quiera llamar al instrumento. Los bonos serían subastados por el Banco Central ó por corredores seleccionados, no lo dicen, pero también están pensando que los compradores al final serían los mismos inversionistas del Banco Central, por lo que el supuesto es que aceptarán bonos, minimizándo el problema del crédito del gobierno. Más abajo demuestro que es el principal escollo. Hay una contradicción, si se está de acuerdo en que es el gobierno el que debe asumir el problema, no se entiende la razón de acudir a la ley Monetaria y Financiera No.183-02, y de manera específica a su artículo 82, para plantear su modificación, a fin de recoger las características de los bonos. Se podría pensar que es un pretexto para introducir otros cambios, por ejemplo en el Articulo 26, letra a), el que habla de que el Banco Central puede establecer instrumentos y mecanismos de politica monetaria, pero con la condición de que sean indirectos y de mercado. Los instrumentos vigentes en su mayoría son directos.

El mencionado artículo 82 está ahí no para prever situaciones, sino para la solución del déficit que se había acumulado por operaciones corrientes, y lo digo porque luego se refiere de manera específica a la deuda del sector público con el Banco Central cortada a la fecha de entrada en vigor de la ley, también a las pérdidas generadas por dependencias desprendidas, son déficits específicos. Los déficits extraordinarios, como los del rescate a  depositantes de los bancos quebrados, deben enfrentarse con medidas extraordinarias, fuera de la ley monetaria y financiera.

Vamos a las características de los bonos? Se emitirían a plazos flexibles, de un año, dos años, tres años,…diez años y más, es decir de corto, mediano y largo plazo, comprometiéndose el emisor (el gobierno) a cubrir el principal más los intereses a vencimiento. Como la idea de la flexibilidad en los plazos, según las autoridades, es calzar con los plazos en el portafolio de certificados, no está clara la ganancia de tiempo, al final daría lo mismo tener certificados que bonos. Otra historia es lo de la tasa, que será variable, referenciada a un promedio anual, al estimado de las emisiones de certificados del Banco Central. Lo primero es que se deja entrever que los certificados permanecerán, entonces para los bonos es verdad que piensan en  “los arabes”. Segundo, la tasa flotante tiene su requerimiento muy específico, supone que la flotación se da alrededor de una tasa normalmente estable y a la cual se va ajustando la tasa del bono. La de los certificados  por mucho dista de ser estable, se ha modificado administrativamente  dependiendo del nivel del déficit cuasi fiscal deseado por las autoridades. Como se busca que el rendimiento real sea positivo, implica que los bonos estarán protegidos contra la inflación, por lo que además de flotar alrededor de una tasa de interés que ha demostrado inestabilidad, el pago anual de los intereses deberá incluir compensación por inflación, para lo que habría que tomar como referencia el índice de precios al consumidor. Al final, sería oneroso el gasto financiero para el gobierno, habría que crear nuevas cargas para cumplir con el compromiso de los bonos.

Si por razones interna y externa la inflación sube a dos dígitos, el ABC de la política monetaria recomienda enfriar la economía aumentando el tipo de interés, aumentarían los cupones pagados con cargo al presupuesto de la Nación, el faltante se cubriría con nuevos impuestos, porque al final los platos rotos son pagados por el pueblo. Estoy asumiendo que el gobierno paga, pero la experiencia ha sido otra, al inciarse el 2000 en las bóvedas del Banco de Reservas existía un balance importante de vales no redimidos por el gobierno, y lo peor era que en la contabilidad auditada los valores se consideraban capital pagado y se tomaban en cuenta para decir al país que se trataba del banco más solvente, una mentira porque la relación capital real/ activos (incluso sin las provisiones por cartera mala) estaba muy por debajo de lo requerido. Fue necesario capitalizar los beneficios del período 2000-2004, para que fuera realmente solvente, y hasta el nombre cambió se cambió después, entre otras cosas para diferenciarlo del Banco atrapado y descapitalizado que había dejado el gobierno del PLD y el Presidente Fernández.

Se comprende que no siempre es posible tener ideas originales y la de los bonos lamentablemente no lo es, y lo peor, se trata de un plan que no es práctico, probablemente sin quererlo las autoridades monetarias intentan emular los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, que son instrumentos de conversión inmediata, sin riesgo de crédito, de calificación AAA+ según Standard & Poor’s ó Aaa según la Moody’s, y su tasa de interés se considera como punto de referencia en el mercado de los Estados Unidos. Bonos emitidos con plazos diferenciados, de maduración entre 11 y 30 años, y los cupones (intereses) se liquidan cada trimestre, colocados en el mercado a través de subastas y por intermedio de corredores de bolsa autorizados. Con algunas diferencias, fueron las características anunciadas por las autoridades monetarias, sólo que el gobierno de los Estados Unidos cumple y el de República Dominicana carece de crédito interno, no paga, la historia de los contratistas de obras del Estado se repite, además de la que le conté con relación a los vales del antiguo Banco de Reservas. Quién garantiza que los bonos ó vales para capitalizar el Banco Central no tendrán el mismo tratamiento?.

Por lo anterior no se exagera si se dice que es alto el riesgo de los bonos a emitir, y que la puntuación podría ubicarlos en la categoría CC (positivo ó negativo), grado que está dentro de los considerados de no inversión. Sueñan las autoridades monetarias cuando suponen aceptación automática y negociabilidad en un mercado secundario que no existe antes de su maduración, cuando la ilusión los conduce a definirlo como un instrumento “altamente líquido”. Además de estar en la categoría intermedia B (cualquier grado dentro de esa categoría), para que el que tiene certificados en el Banco Central lo pueda considerar atractivo, el bono de largo plazo tendría que subastarse y colocarse con descuentos importantes, con el compromiso de que gobierno lo redima por su valor nominal. Suponiendo que se logra alcanzar la categoría intermedia (que es un supuesto fuerte), lo siguiente sería preguntarse: para el inversor, cuál sería el precio atractivo del bono de largo plazo? Veamos un escenario. Un bono de largo plazo de $100 mil pesos, con rendimiento anual de RD$15 mil, con vencimiento a siete años, a una tasa de interés promedio del mercado de 15 por ciento (recuerde que hablamos de la necesidad de subir la tasa de interés para enfriar la economía), arrojaría un valor actual del bono de RD$62,405. Según las condiciones del mercado, y para que sea atractivo, el bono tendría que negociarse con un descuento igual a la tercera parte de su valor nominal. El mensaje que quiero dejar es que el asunto no es tan sencillo como se quiere pintar.

Es necesario poner pies sobre tierra, ir a lo práctico y en forma directa, el gobierno debe ahorrar en doce meses no menos de RD$15 mil millones y luego pedir al pueblo un aporte de RD$10 mil millones, porque el plan de los bonos no pasa de ser un ejercicio académico.

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