¿Representa Aventura a la RD?

¿Representa Aventura a la RD?

PADRE LUIS ROSARIO
Aunque no es un problema del calibre de la guerra en Irak, del conflicto en el Medio Oriente, del azote de la delincuencia en la República Dominicana y de tantas situaciones que contristan al mundo, lo acontecido en torno al Grupo Aventura vale la pena ser tratado. Este grupo musical, muy popular por cierto, se destaca por interpretar en «spanglish» bachatas, el hip-hop, el rap y el rock, con cierta elegancia y atractivo, para quienes aprecian este tipo de música. Se trata de jóvenes de Nueva York de origen dominicano.

Recientemente el grupo fue acusado de vulgaridad y las autoridades prohibieron su actuación durante un año.

Las escenas del caso, divulgadas ampliamente por la televisión, no dejan dudas del exceso en que incurrieron. Metieron la pata, aunque no son pocos los que meten la pata amparándose en la música, en el arte o quién sabe en qué. Pero, mal de muchos consuelos de tontos.

Como siempre, hay quienes consideran que la prohibición de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos es ridícula, desproporcionada, ilegal, anticuada….

Según reseñó la prensa, el Secretario de Turismo, en declaraciones hechas desde fuera del país, ha llegado más allá, afirmando: «Todavía los dominicanos, en gran medida, vivimos con un criterio de isleños. Como si no hubiese más allá de nuestro pueblo la necesidad fundamental de promocionar el país y de mantener presente y viva la imagen de la República Dominicana».

«Eso es absolutamente exagerado», habría expresado el funcionario, agregando que si esa Comisión de Espectáculos Públicos existiera en países de Europa ningún grupo podría actuar.

El Secretario de Turismo ha señalado además que ha contratado al Grupo Aventura (parece que por RD$18,000,000) para representar a la República Dominicana en playas extranjeras.

Sin intenciones de anaternatizar a ese grupo, al que le deseo éxito, creo que hay que ser cuidadosos al escoger que representen al país en playas extranjeras.

Nuestro país tiene fama (mala fama) de ser un paraíso de disfrute de sexualidad barata, donde se hace lo que da la gana en materia de perversión sexual e incluso de abuso infantil. Esa mala fama no está lejos de la realidad.

El hecho de que otros países se hayan insensibilizado en torno al respeto que merece la opinión pública y bombardean sin compasión a los televidentes y usuarios de otros medios electrónicos sofisticados de cuanta basura se puede recoger de las vulgaridades hechas cultura, no justicia que pretendamos hacer que nuestro país se encamine por ese mismo derrotero, cuando más irracional.

Viví once años fuera de la República Dominicana y he viajado con cierta frecuencia al extranjero y no le deseo la degeneración que, sin considerarme puritano o de mentalidad escrupulosa, pude constatar. Degeneración que, es lo peor del caso, se ha ido globalizando.

Tampoco vale el argumento de que la medida tomada por la Comisión de Espectáculos Públicos es una decisión farisaica, porque de tomarse habría que hacer lo mismo con muchísimos programas tanto nacionales como extranjeros que están llenos de bajezas.

En dado caso habría que propugnar un esfuerzo mayor por depurar nuestros medios y ver cómo se colabora a crear conciencia sobre el respeto que merece el público y no sucumbir ante el impacto de la mediocridad hecha «arte» al amparo de la vulgaridad.

Hay que convencerse de que mientras más vulgares sean los espectáculos, más taquilleros serán y, por tanto, mayor cantidad de público atraerán. Pero, es eso lo que nos permitirá crecer como pueblo?

Las voces que claman por un adecentamiento social son más bien tímidas y fácilmente acalladas por quienes, en nombre de la libertad, consideran que es un abuso de poder o una chicanería ridícula poner un contén al desenfreno público.

Más aún, no son pocos los que consideran que es caminar hacia el progreso, el desarrollo, el modernismo y la libertad, abrir las puertas al libertinaje.

Cuando un pueblo pierde su dignidad, cabría decir la expresión popular «apaga y vámonos».

Las autoridades están para proteger esa dignidad y para cultivar valores e ideales que permitan el verdadero desarrollo, no el subdesarrollo que constituye la adopción de malas costumbres generalmente importadas.

Más que preguntarnos si el Grupo Aventura representa o no a la República Dominicana, convendría preguntarnos qué tipo de pueblo queremos: un pueblo que se revuelque por el suelo o un país capaz de alzar el vuelo a la consecución de valores e ideales?

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