Vidas a través de
los pasos del son

Vidas a través de <BR>los pasos del son

Como se les ocurre a muchos soneros, sean músicos o bailadores, el presidente y el director artístico del Club Nacional de los Soneros, Horacio Bakemon y Juan Ramón Primiterio, fueron arrojados de jovencitos en el calderón del son por sus familiares.

El sábado, el día del pago, se armaban fiestas en los colmados obreros de la Villas Agrícolas, donde vivía y todavía vive Juan Ramón. Su padre se lo llevaba de parejo a pagar la cuenta de la semana al colmado de la esquina. A demás de su amor al baile y de los pasos le transmitió también a su hijo sus conocimientos prácticos de la construcción que Juan Ramón Primiterio sigue practicando como maestro de obra.

Juan Ramón y Horacio escuchaban los grandes grupos cubanos de los años 20 a 50 en una emisora cubana: los Matamoros, los Compadres, el Septeto Habanero, la Matancera sin olvidar al gran cantante dominicano Alberto Beltrán quien se fue a Cuba a cantar con la Matancera.

Ambos incursionaron otros géneros. Juan Ramón llegó a dirigir el baile folclórico “ Sagrario Ercilia Día” de merengue y mangulina. Se interesaron en los principios de la salsa que todavía era muy cercana del son.  “Sonero nunca olvidé tu son” cantaba el genial Johnny Pacheco con Pete Conde Rodríguez de Puerto Rico. Tocaban con la Fania all Star. Se acuerdan del programa “Conjuntos Populares “en la Onda musical con el locutor Cacao. Horacio creó un conjunto “Muchachos del Barrio” “Una cosa común y corriente en Santo Domingo en estos años” opina el presidente del Club.

Y Juan Ramón Primiterio, se metió por unos 20 años en la salsa. Participaba en competencias de este baile en la Ruta de la Salsa. Pero volvió al son cuando este se movió a los clubes. “Estaba desencantado por la salsa que ya era muy comercializada, muy agitada y sofocante” dice el profesor.

El 26 de marzo 1986 presenció la fundación del Club Nacional de los Soneros en el Secreto Musical en Villa Consuelo. Se enroló. “Se conocía unos diez pasos cuando vino a la escuela del club, ahora tiene unos treinta. Es un puro producto del club” se acuerda Gregorio Santana, uno de los fundadores del Club e ideólogo de los pasos. Le invitaron a ser el profesor en el 2003, después de que ganó el concurso nacional que organizó el dueño del Canal 5, el Sr. Gómez Díaz,  y desde entonces  imparte  los cursos de baile gratis, el miercoles, a partir de las 7.30 en la escuela  del club , C/ Baltazar de los Reyes casi esq. Dr. Betances,

Ha tenido mucho reconocimiento tanto como bailador y profesor. Se enorgullece de los premios que ganan alumnos suyos como los que organiza “La Zona Fría” en Villa Francisca. “Los Cubanos consideran que somos los Dominicanos quienes mejor bailan el son, que somos más apegados a la tradición de elegancia del son Santiaguero. Ellos han sido contaminados por la tradición de la Rumba Habanera con sus saltos” opina el profesor. De hecho el Club Nacional de los Soneros ha ganado varios premios en el Festival Internacional de Son de Santiago de Cuba a donde acude en representación del país. 

“Cuando bailo rindo un homenaje a nuestros ancestros. Todavía siguen menospreciadas nuestras raíces africanas.” explica Juan Ramón Primiterio. El recuerdo mas bonito que tiene en todos estos años de bailar el son, fue una fiesta en San Luís. “Esta tarde estábamos bailando en el patio del club cuando empezó a llover pero todos toditos nos quedamos y seguimos bailando como si nada. El maquillaje se les estaba corriendo en la cara a las mujeres, ni una se marchó” se recuerda con ganas.      

Horacio Bakemon siguió otros caminos. Después de cursar la carrera de periodista se volvió juez internacional de boxeo. El hombre es bien conocido del público dominicano por sus intensos comentarios de este deporte en la radio y la televisión. Ha recorrido un mundo y medio, lo que le llevó a encontrar la gran figura africana, el Premio Nóbel de la Paz, el mismo Nelson Mándela quien encarnó la resistencia al régimen inhumano del apartheid, por lo cual se le mantuvo en la cárcel por unos 25 años antes de que pasará a ser el primer presidente del África del Sur después de la caída de este sistema. Horacio Bakemon opina “quien no ha visto Paris no ha visto nada.” El Presidente saliente del Club Nacional de los Soneros se desempeña también como Vice-Presidente de la Federación Dominicana de un deporte menos violento que el boxeo: los dominós.  

Ana Dolores Jiménez “Senovia” ayuda a Juan Ramón a dar las clases del miércoles. La profesora tiene también un largo recorrido en el son.   “Llegué a ganar muchísimas competencias, rara vez perdía. Representé el Club en muchas ocasiones” dice ella.  “Era la oveja negra en mi familia porque me encantaba el son, nadie bailaba, se consideraba el son como baile de prostituta. Aprendí mirando a los bailadores en los colmados.” Es amiga, comadre y vecina de Nelson Méndez del Pozo, el dueño del Secreto Musical. “Fue el padre de mis hijos quien le vendió el Gran Chaparral a Nelson. El le cambio el nombre por los secretos que tiene en su riquísima colección de discos. Siempre me ha gustado el son. Me da tanta vida que cuando muerta si me tocan un son voy a volver a bailar.”

Rosa Maclaren, la nieta de Juana Concha de la Cruz, la secretaria general del Club y Juan Contreras Nova con sus 14 años no tienen tanta experiencia como la de su tío Juan Ramón Primiterio, pero ya saben mucho. Asisten sin faltar a la escuela del miércoles. Ambos quieren volverse profesores de baile. Cuando Juan Ramón representa el Club en un acto oficial el miércoles, le toca a Juan impartir la clase. El tiene raíces familiares soneras de tres generaciones de largo.

“Me gustan también los otros bailes, pero el son es mucho mas rico” dicen lso dos adolescentes. A Juan le fascinan los trajes elegantes y vistosos de los soneros, sus sombreros con su cinta de seda, sus breteles, los zapatos de dos colores… “No son cosas de los jóvenes” opina, “vamos vestidos de tenis, jeans y playeras. Mis compañeros de la escuela ven los trajes como algo ajeno, que no les corresponden, que mas bien pertenecen a un museo”. Añade “También el son requiere muchos esfuerzos y un control de si mismo, mientras con el reggaeton la meta es perder el control”. “A mis amiguitas les gustan el son y voy a llevar unas al club” dice Maclaren.

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