Johannes Koch
Alemania, el mercado de medicamentos más grande de Europa, está surgiendo como un nuevo frente en la batalla por los precios de los remedios para empresas farmacéuticas que ya están metidas en escaramuzas con las empresas de seguros médicos y los legisladores de Estados Unidos.
El máximo responsable ejecutivo de Roche Holding AG, Severin Schwan, elogió a Alemania por brindar a los pacientes un acceso rápido a medicamentos nuevos fundamentales sin parar para regatear precios, señal de que él no se está alistando para una disputa mientras se prepara para presentar dos tratamientos nuevos con un enorme potencial de éxito.
Otros laboratorios son menos optimistas. En enero, la danesa Novo Nordisk retiró de Alemania su insulina más nueva, Tresiba, tras el fracaso de las negociaciones de precios que formarían la base para las rebajas y descuentos ofrecidos a los seguros médicos estatales. Este mes, Bayer AG dejó de vender Stivarga, su remedio para el cáncer, después que las agencias alemanas determinasen que no necesitaba cobertura de los seguros.
Ambas partes siguen el caso con atención ahora que el país se prepara para ajustar más las normas tras la indignación pública causada en 2014 por Sovaldi, el medicamento revolucionario contra la hepatitis C de Gilead Sciences Inc. El tratamiento le rindió más de US$10.000 millones a Gilead en su primer año a pesar de que su precio enfureció a las autoridades sanitarias y a los compradores. Este mes, el Ministerio de Salud de Alemania esbozó planes para crear nuevas leyes que limiten los reembolsos de remedios en el primer año.
Libertad. En Alemania, los laboratorios pueden elegir libremente el precio de un nuevo medicamento de venta bajo receta protegido por patentes durante un período inicial que normalmente se extiende por un año. Las empresas públicas de seguros, que cubren a cerca del 90 por ciento de la población, asumen los costos. Durante ese período, un órgano de evaluación de remedios —el Instituto de Calidad y Eficiencia Sanitaria— determina si el nuevo producto es mejor que los que ya existen. Con esa recomendación, el Comité Federal Conjunto decide los reembolsos y descuentos otorgados a los seguros.
En el caso de Novo, la empresa sostuvo que las autoridades alemanas no reconocían los avances médicos de Tresiba, su insulina elemental de efecto ultra prolongado, usada para ayudar a regular los niveles de glucosa de los diabéticos.
El lanzamiento de Sovaldi exacerbó las tensiones entre los laboratorios y las autoridades sanitarias alemanas. Gilead, que en enero de 2014 obtuvo aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos para el remedio, comenzó a vender el tratamiento en Alemania a cerca de US$68.000 por un período de doce semanas. Las autoridades de salud pública lo rechazaron y terminaron obteniendo algunos descuentos.
Resistencia. Roche no quiso hacer comentarios sobre el precio probable de sus dos nuevos remedios, que se presentarán a los reguladores europeos para su aprobación en el primer semestre de este año.
Roche encontró resistencia al costo de algunos productos en países como el Reino Unido —donde Avastin y Kadcyla, sus remedios contra el cáncer, fueron investigados el año pasado—, ante un debate más amplio que busca vincular el costo de los medicamentos a su capacidad para prolongar la vida del paciente.
“Los alemanes trataron de encontrar un equilibrio entre el acceso inmediato a medicamentos innovadores por un lado y la administración de la carga para las entidades públicas por el otro”, dijo Schwan.