Expectativas y mucho por hacer

Expectativas y mucho por hacer

El país estrena hoy un nuevo período de Gobierno. Hereda de la gestión inmediatamente anterior muchas tareas pendientes, algunas de ellas cruciales. También debe asumir asignaturas relegadas de antaño. Todas son vitales para una institucionalidad endeble y desatendida. El hecho es que el Estado necesita cambios sustanciales, que demandarán de los poderes públicos voluntad política, firmeza y energía, pero también capacidad de concertación. En unos casos, el imperio debe tenerlo la ley. En otros, un pacto social viable y realista.
La gestión que empieza hoy tiene que esforzarse por crear las condiciones para que la Justicia sea independiente y confiable, solvente para afrontar sus costos y necesidades. Esto debe ser parte de una cruzada por robustecer la seguridad ciudadana y el respeto de la ley. La lucha contra la corrupción tiene que ser vertical y constante, sin flexibilidad ante los vientos de la política y otros intereses. Sin vacas sagradas que se mofen de la ley.
Por otra parte, la economía del Estado no puede estar atada al endeudamiento perenne. Hay que trabajar para conjurar los déficit del Fisco, y para ello hay que suprimir exenciones fiscales injustificables, perseguir la evasión de todo tipo, y sanear profundamente el gasto público. El salario de la administración pública no puede seguir siendo una herramienta del clientelismo político. Hay que impulsar firmemente un pacto fiscal que elimine tantas inequidades como sea factible.
Hay que enfocar el caso de la mujer desde una óptica más humana y realista, libre de dogmatismo. Hay que apuntalar su derecho a interrumpir un embarazo resultante de una violación, incesto o cualquier otra causa degradante. Y sus derechos de igualdad laboral y política con el hombre no pueden continuar bajo el dominio de la voluntad machista y discriminatoria.
Las elecciones de mayo dejaron claras mucha fragilidad en el sistema político. No hay ley que regule los partidos políticos y mucho menos una ley electoral adecuada a la evolución de nuestro sistema democrático. Esa es una prioridad en la que hay que trabajar. De otro lado, no es posible que la protección del medio ambiente continúe bajo el dominio del descuido y la falsedad. Como se ve, hay una lista interminable de asignaturas pendientes cuya ejecución es inaplazable. Aquí hemos señalado unas cuantas. Hay que impulsar cambios que mejoren la calidad de vida y llenen las expectativas de todos. Manos a la obra.

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