Una catedrática del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) planteó ayer que el país debe trabajar para adaptar la agricultura y el turismo al cambio climático.
Indhira de Jesús, ingeniera sanitaria y ambiental, precisó que el turismo, una de los motores de la economía dominicana, es una actividad altamente vulnerable al cambio climático.
“En el caso específico del turismo, necesitamos mejorar el manejo sostenible de los recursos naturales costeros, eso es fundamental”, sostuvo.
Manifestó que el cambio climático trae el aumento en el nivel del mar y peores mareas de tormenta.
“La destrucción de los humedales costeros y de los arrecifes de coral hace nuestra infraestructura costera más vulnerable y pone en riesgo nuestras playas, que son la base de nuestro modelo turístico”, expresó.
Señaló que también se deben buscar oportunidades para diversificar la oferta turística y para adaptar la infraestructura de soporte, como el agua potable, saneamiento, vías y energía.
Sostuvo que la adaptación del turismo al cambio climático, al igual que todos los procesos de desarrollo, toma tiempo.
De Jesús reconoció que la adaptación al cambio climático demandaría recursos millonarios, “pero en gran parte son los mismos recursos millonarios que demanda la inversión pública y privada para el desarrollo, simplemente enfocados y planificados de una forma distinta”.
Explicó que hay recursos de la cooperación internacional, incluyendo el Fondo de Adaptación, a los cuales el país puede acceder, pero la mayor parte requerirá de que en el país (tanto el sector público como el privado) priorice la adaptación y enfoque su inversión para lograrla.
La ingeniera De Jesús dijo que los modelos muestran que aunque los eventos extremos serán más intensos (como se ha visto en esta temporada de huracanes con Irma y María), la cantidad promedio de agua de que dispone el país cada año será significativamente menor.
Entiende que el país debe estar mejor preparado para los eventos extremos, pero sobre todo tiene que gestionar sus recursos hídricos de una forma inteligente e integral, recordando que no son las obras las que producen agua, sino los bosques.
De su lado, el coordinador de la maestría en Ingeniería Estructural del Intec, Norberto Rojas, recordó que la República Dominicana ocupa el puesto 11 entre las naciones más vulnerables del mundo.
A pesar de que el país está en la ruta de los huracanes, el código que establece la velocidad de viento que puede resistir las edificaciones data del 1983.