A una “sórdida intriga” atribuyó un exoficial de la Policía su separación de las filas de la institución hace siete años bajo alegadas sospechas de vinculación al narcotráfico y otras infracciones graves.
El exteniente Leonel Porfirio Andrés Almonte declaró haber sido víctima de la acción de un miembro de la Dirección Nacional de Control de Drogas, expresamente destinada a hacerle daño.
Dijo haberse empeñado durante mucho tiempo en conocer el origen de su cancelación y las imputaciones que se le cargaron, pero que ya cuenta con los elementos que le conducen a esa convicción.
“Todo fue un embrollo de mala fe, una falsedad elaborada por quien, dentro de la DNCD y ante un diferendo casual, se erigió en mi enemigo, sin yo advertirlo a tiempo”, dijo Andrés Almonte.
El ex teniente figuró en un comunicado de la jefatura policial en el año 2011 entre los cancelados por supuesta relación con el tráfico de drogas y otras infracciones graves, de naturaleza criminal y delictual.
Prueba de que nada era cierto, expresó el declarante, “es que nunca fui traducido por ante el Ministerio Público, a fin de que se me instrumentaran cargos y se me sometiera a la acción de la justicia”.
El exteniente mostró certificaciones en las que consta que nunca existió expediente judicial acusatorio en su contra y que, además, carece de antecedentes penales.
Dijo que las publicaciones que se hicieron en la prensa escrita y en los medios digitales, producto de las versiones informativas dadas por la jefatura y otros órganos de la Policía Nacional, le afectaron seriamente en lo moral y en su dignidad personal, tanto a él como a miembros de su familia.
Andrés Almonte aseguró que siempre ha mantenido una recta línea de conducta, ajena a toda acción ilícita, como pueden testimoniarlo su familia y cuantos le conocen.
Manifestó la esperanza de que estas puntualizaciones aclaratorias, aunque aparentemente tardías, obren como rectificación de la versión puesta a circular en su caso por la Policía Nacional.