En cuanto a los factores de riesgo para padecer dolor lumbar durante el embarazo figuran el trabajo estresante, dolor lumbar previo y dolor relacionado al embarazo previo, el peso y la estatura materna, el peso fetal, tabaquismo y sedentarismo.
Pese a la gran cantidad de información científica disponible que demuestra la positiva relación entre ejercicio físico y embarazo, muchas embarazadas no realizan actividades físicas.
En este sentido el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología alienta a la práctica de ejercicio físico durante el embarazo y cita dentro de sus beneficios la reducción de los dolores de espalda.
El reposo prolongado favorece el incremento de peso, lo que deteriora aún más la condición de sobrecarga fisiológica y acentúa la percepción de discapacidad.
Si bien todo plan terapéutico debe individualizarse, los elementos claves de la mayoría de los tratamientos conservadores para el dolor de espalda incluyen reposo, analgesia y educación. En ciertos casos, el médico puede prescribir analgésicos.
El fármaco analgésico de elección en el embarazo es el paracetamol. Durante el segundo y tercer trimestre de gestación, debe evitarse cualquier tratamiento antinflamatorio (en especial los no esteroideos).