Felicitaciones

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BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Hay sobrados motivos para saber que estamos próximo a obtener uno de los principios cardinales de la democracia: la felicidad. ¿Acaso hay un pueblo que tenga un presidente con un nivel de popularidad tan alto? ¿Tiene ese pueblo, además, un crecimiento económico mayor que el del resto del continente? ¿Conoce usted de alguna nación que haya ideado, planeado, puesto en ejecución y triunfado en un programa contra la delincuencia que ha convertido las madrigueras de maleantes en «barrios seguros»?¿Tiene noticias de un sistema de ayuda directa a los pobres de solemnidad, tan eficiente como el de las tarjetas de solidaridad? Dicen que en Cuba hay cien por ciento de cobertura pública para atender la salud de los cubanos, pero aquí el sistema nacional de prevención, diagnóstico, atención ambulatoria, hospitalización y atenciones quirúrgicas, no es igualable con ninguno del mundo.

Las operaciones de zonas francas son de tal magnitud que hemos inundado los mercados mundiales de tejidos, ropas hechas, calzados y otros de tal modo que hay que parar los trabajadores, de ahí los «despidos» de que habla la oposición difamadora, en su eterno ejercicio del denuesto, con el que se pretende tapar el sol con un dedo, como si fuera posible.

El país, gracias a la política previsora, agresiva y continuada del gobierno, está abastecido de alimentos extranjeros, muchos de los cuales se producían aquí en los últimos 50 años, pero no importa. Se incluyen jalea brasileña de guayabas, tomates italianos hervidos, yuca de Costa Rica y se habla de las próximas importaciones de plátanos de Surinám y carbón vegetal de Guyana.

Hace tiempo que el áspero, difícil y duro calzado criollo desapareció del mercado, sustituido por alpargatas de plástico y zapatos ensamblados en Bangladesh, en Indonesia o cualquier otro lugar del mundo.

El traje hecho a la medida y la modista que confeccionaba bellos trajes de novias para el día de las bodas son, cada vez más, un recuerdo de otras épocas en las que se vivía muy mal en el país. A la gente del común le cabe la satisfacción de ver rodar por las calles y caminos del país, automóviles de marcas que sólo se veían en las películas, en la televisión y en revistas especializadas. Por supuesto, el poder adquisitivo de la moneda nacional es cada día menor.

No olvidemos que este gobierno tuvo que fabricar billetes de banco de dos mil pesos, muchos de los cuales ya requieren de nuevas emisiones, por lo ajados que están.

¿Merece el país ser felicitado por su buen gobierno, correcta administración y por la grandiosidad de los planes del gobierno que planea hacer nuevos ramales del Metro mientras cualquier lloviznita inunda la ciudad de Santo Domingo?

No hablemos de sobresueldos escandalosos que ofenden e insultan la miseria nacional, devengados por legisladores y altos funcionarios.

Tampoco de compras medalaganarias, sin concurso, como las que se han realizado con centenares de autobuses; no destaquemos el tráfico de influencias y las compras de aviones sin que se conozca que haya mediado una licitación.

Mucho menos se puede hablar de aumentos en la deuda externa. Este gobierno no endeuda el país.

Recuerde la consigna: e’ pa’lante que vamo.

¿Hasta cuándo permitiremos tantos abusos, desplantes y violaciones a la Constitución y a las leyes?

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