Felucho versus Margarita: como digo una cosa, digo la otra

Felucho versus Margarita: como digo una cosa, digo la otra

Millizen Uribe

La sororidad, práctica incipiente en mujeres con conciencia de género, que implica fraternidad entre féminas, me conmina a solidarizarme con la Vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño. Y es que estoy, al igual que ella y su esposo el doctor Leonel Fernández, entre las personas que entienden ofensivas las declaraciones del licenciando Félix Jiménez (Felucho).
Esto, porque al formulársele una pregunta en relación a ella (su popularidad), para responder puso de ejemplo la cocina.
Y me pregunto, si el vicepresidente fuese un hombre, ¿hubiese utilizado Felucho el mismo ejemplo? ¡Claro que no! Lo que pasa es que el subconsciente traiciona y el lenguaje, facultad que tiene mucho que ver con las ideas y prejuicios que tenemos allí, también.
Por eso, ante la celeridad de una respuesta sobre una mujer Vicepresidenta, para él fue imposible no relacionarla directamente con el papel que, hasta entrado el siglo XX, ocupaban, exclusivamente, las mujeres: el doméstico.
No significa esto que sea ofensivo el que una mujer sea ama de casa, aprovecho y le aclaro a la hija de Felucho, quien al defender a su padre en un video, puso como antagonismo de “mujer exitosa” a “mujer que se queda en casa cocinando” (opción válida para las mujeres que decidan hacerlo, no que la sociedad se lo imponga como único rol para su género).
De lo que se trata es de entender que, contrario al paradigma de siglos pasados, no es cierto que el espacio público, incluyendo la actividad política, sea cosa de “hombres machos masculinos”, y el espacio privado, el hogar, sea el adecuado, por naturaleza, para las mujeres.
Ahora bien, en lo que Felucho luce más certero, es en que en el modelo presidencial criollo, los vicepresidentes, sean hombres o mujeres, tienen un rol limitado. Por eso me pareció lógico, y más económico para las finanzas públicas, el caso de la vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, durante el gobierno de Hipólito Mejía, quien fue simultáneamente ministra de Educación.
También la pega Felucho en el cuestionamiento del uso de los fondos públicos, válido siempre y cuando no se trate de extra cuestionar, como siempre se hace con las mujeres que llegan a altas posiciones, a quienes se les pide la milla extra (cosa que no se hace con los hombres).
A eso hay que prestarle atención porque una lucha para que las mujeres tengan la oportunidad de llegar a puestos públicos, pero en base a sana competencia, tanto con los hombres, como con otras mujeres, algo imposible si una o uno construyera su liderazgo a base de “solidaridad” y asistencialismo con el dinero de todos, como advierte Felucho. ¡Así sería muy fácil ser popular! Investiguen eso por favor. Investiguen eso.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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