Todavía no hay un número oficial, solo se sabe que para recuperar el producto agropecuario que se perdió y el dinamismo que traía, mucho es el dinero que deberá invertirse para reponer infraestructura y rehabilitar terrenos que todavía permanecen inundados por el agua.
Lo primero es tarea del Gobierno, que se endeudará, lo segundo del sector privado, que también necesitará financiamiento y mucho, porque su aporte será limitado, lo que recupere. Lo que ha sido anticipado por el Banco Central, el pasado viernes el gobernador anunció que la Junta Monetaria había creado las condiciones financieras y los incentivos necesarios, para que la banca comercial canalice los fondos que demanda la actividad en las 15 provincias más afectadas.
Actúa preventivamente para corregir con tiempo desvíos de metas proyectados para la inflación, crecimiento de la economía y el empleo, con lo que refuerza su credibilidad y reputación. Es la manera como cumple con los objetivos de la política monetaria.
Los préstamos, que se destinarán a nuevas cosechas rentables, los productores deberán recibirlos a un costo relativamente bajo y con rapidez, sin condiciones adicionales, recuperarán un 20% de la pérdida, lo que finalmente pagará el seguro agropecuario y aportarán como contrapartida.
El cumplimiento de todo esto es lo que determina con qué velocidad serán rehabilitadas miles de tareas de tierras, muchas sembradas de bananos, renglón de exportación muy dinámico en la Línea Noroeste, así como de arroz y vegetales chinos, principalmente en el Cibao y el valle de San Juan de la Maguana. Y el impacto en el producto agropecuario total de corto plazo lo sustenta el planteamiento teórico que repetía el profesor Rudy Dornbusch, de que dos variables nominales, como la base monetaria y salarios rígidos, tienen importantes efectos reales en la economía.
Las siguientes son las facilidades aprobadas por la Junta Monetaria. Uno, financiamiento sin provisiones de cosechas nuevas y rentables, a una tasa de 9%, hasta el monto total de RD$5,066 millones. Dos, posibilidad de reestructurar sin penalidades financiamientos otorgados que reporten pérdidas. Tres, dispensa regulatoria durante doce meses de la cartera de créditos del sector agropecuario vigente al 31 de octubre, lo que en la práctica implicará mejora de la rentabilidad agropecuaria de los bancos, al liberarlos de cargos por excesos de préstamos.
Facilidades que serán neutrales para los agregados monetarios, porque los desembolsos de préstamos, que se harán poco a poco, no alterarán la emisión monetaria, incluyendo RD$1,500 millones que el Banco Agrícola canalizará, teniendo como fuente un préstamo especializado que la Junta Monetaria le autorizó a través del Banco de Reservas. El mencionado efecto real de los préstamos lo produce el aumento de la liquidez, los bancos usarán parte de sus reservas depositadas en el Banco Central, que forma parte de la oferta monetaria.
La intervención del Banco Central es oportuna, el aporte del gobierno para infraestructura, que también será poco a poco, será de mil millones de pesos. Carece de margen, arrastra un déficit estructural que calculado por debajo de la línea, diferencia entre desembolsos y amortización de préstamos, alcanzara RD$90 mil millones en 2016, un 2.7% del PIB. Y el balance de la deuda pública no resiste que se agregue un déficit cíclico, como el ocasionado por las lluvias.