Un reciente informe destaca que a pesar de los buenos resultados económicos, las personas siguen abandonando República Dominicana para emigrar al extranjero: se estima que 1.3 millones de dominicanos viven en el exterior, un 12% de la población. En 2015 las remesas de los emigrantes contribuyeron con casi 8% de la renta nacional, superando los US$5.2 mil millones. Al mismo tiempo, el país es un polo de atracción para los inmigrantes, que en la actualidad constituyen el 4% de la población.

Sin embargo, estos importantes flujos migratorios y de remesas no han tenido plena repercusión en el marco normativo del país, y todavía queda margen para incorporar la cuestión migratoria dentro de la agenda política. Así lo afirma el estudio “Interacciones entre Políticas Públicas, Migración y Desarrollo en República Dominicana”, patrocinado por el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y la colaboración del Ministerio de Economía, y el Centro de Investigación y Estudios Sociales (CIES) de UNIBE.

El estudio explica que la migración puede beneficiar el desarrollo económico y social de República Dominicana, pero todavía no se ha sacado el máximo rendimiento a su potencial. Enfatiza que la toma en consideración de la migración en el diseño, la implementación, el seguimiento y la evaluación de las políticas de desarrollo sectorial relevantes, así como un marco normativo más coherente entre ministerios y en distintos niveles gubernamentales, lograrían sacar el máximo provecho de la migración.
La investigación revela que las diversas dimensiones de la migración – emigración, remesas, migración de retorno e inmigración– tienen efectos tanto positivos como negativos sobre sectores clave de la economía dominicana. Del mismo modo, las políticas sectoriales tienen impactos indirectos, y a veces inesperados, sobre la migración y su papel para el desarrollo. Comprender estos impactos es esencial para la elaboración de políticas coherentes.
Entre los hallazgos más importante de la investigación se destaca que las políticas del mercado laboral pueden fomentar la emigración, pues la mayoría de emigrantes dominicanos encuestados estaban en edad de trabajar (95%) y alrededor del 60% estaban empleados antes de salir del país, por lo que su partida supone una reducción de la oferta de mano de obra de los hogares.
Además, los títulos de propiedad de las tierras agrícolas pueden facilitar la emigración. Esta puede hacer que los hogares agrícolas utilicen el mercado de trabajo externo, aliviando las congestiones en el mercado laboral agrícola. También la migración ayuda a mejorar el acceso a la educación, excepto en el caso de los inmigrantes, así como que las bajas tasas de inclusión y educación financiera socavan la inversión de las remesas.
Otra conclusión del estudio es que los inmigrantes disfrutan de una menor cobertura de salud y de protección social.